Capítulo 1

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El pasto se sentía fresco bajo sus pies descalzos, la brisa nocturna soplaba suave refrescando su cuerpo uniformado.

Exhaló el último aliento de su cigarrillo creando una nube de humo frente a sus labios, misma que se dispersó con el curso natural del viento, apagó el cabo resultante presionándolo con sus dedos contra la hierba verde bajo su cuerpo.

Desde su ubicación podía apreciar con claridad las luces de la ciudad. El campamento militar en el que se encontraba estaba justo a las afueras de la ciudad de Valería , no tan lejos de Radio Kiss, no tan lejos de él.

Un suspiro brotó de sus labios y tomando una respiración larga se dejó caer de espaldas sobre el pasto. Sin luces artificiales alrededor más allá del pequeño farol que iluminaba la entrada de su tienda, lograba captar cada estrella del cielo nocturno en su más precioso esplendor grabando así una vista gloriosa que quedaría tatuada en su memoria como si de una fotografía se tratase.

Y hablando de fotografías, su rústica mano cayó sin fuerza sobre el bolsillo delantero de su camisa, justo sobre su corazón, el grosor de la tela de camuflaje negra y verde no le impidió sentirla, la fotografía de él, él que brillaba incluso más que todas las estrellas del firmamento juntas, él que incluso cerrando sus ojos era capaz de verlo tan claramente, su rostro, y su sonrisa que sin esfuerzo iluminaba hasta el más oscuro y tenebroso de sus días, de sus noches, hasta el momento más oscuro y tenebroso de su vida.

Su mano cayó sobre la hierba verde en un puño cerrado, maldecía su suerte una y mil veces. La soledad y el silencio de la noche le ofrecieron el anonimato que deseaba, dejando descansar su existencia solitaria bajo ese cielo estrellado tal y como si pudiera absorber su brillo dentro de sus ojos para iluminar sus noches cada que extrañara esa hermosa y peculiar sonrisa que no le pertenecía.

Su apreciación del cielo nocturno se terminó cuando sus dedos rozaron el cinturón ajustado a su cadera, y las armas que en este se resguardaban.

Una guerra, un motivo por el cual levantar sus armas y matar, y un campo de batalla bajo este hermoso cielo estrellado sería el lugar perfecto para perecer y morir.

Pero para él.... La recepción de esa boda sería su sentencia de muerte.

Porque Kian Spencer no le pertenecía, porque su sonrisa no era suya, y él no era el motivo de su felicidad. No él, era otro hombre quien le hacía sonreír tan hermosamente, era otro hombre quien aceleraba su corazón y provocaba que esas mejillas se sonrojasen hermosamente, era otro hombre quien besaba sus labios dulces y quien compartía su cama por las noches, era otro hombre quien disfrutaba de su cuerpo, de su aroma, de su calidez y de su compañía, de su sonrisa y de sus chistes malos, de su mirada avellanada que era experta simulando una inocencia que no poseía, era otro hombre quien pasaría junto a él el resto de su vida, disfrutando de todas las cosas que él tan sólo podía admirar en silencio, alejándose cada vez más de la escena protagonista de su sufrimiento no le quedaría de otra más que dejarlos.

Los pasos acercándose a paso lento sobre la hierba pretendían pasar desapercibidos, pero no para el oído perfectamente entrenado de Hunter.

__Soldado Kang, queda relevado de su puesto de guardia_ la voz del hombre que intentó sorprenderlo pretendía sonar excesivamente seria, más la risa soplada al final de la frase dificultaba ese trabajo__ Ni siquiera puedo sorprenderte_ el tono quejumbroso de su voz hace reír al otro que seguía con sus ojos sumergidos en el amplio cielo nocturno.

__ Es muy predecible teniente _ la voz seria de Hunter borró la sonrisa de sus labios.

__Por qué tan serio Hunter Kang?_ cuestiona alzando una ceja en su dirección muy a pesar de que este seguía sin siquiera dedicarle una mirada.

Broken Heart Syndrome/Omegaverse/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora