Capitulo 1: ¡Alerta de huracán! Los Cash bajo el mismo techo

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La habitación permanecía en penumbras, solo iluminada por el titilante brillo de la pantalla del celular sobre el que pelinegro tecleaba frenéticamente, una y otra vez, el mismo desesperado mensaje.

"Por favor, necesitamos hablar. No me tienes por qué perdonar, pero no me dejes así..."

Sus dedos se detuvieron un instante, dubitativos sobre las teclas. Con un suspiró frustrado, pulsó Enviar y la súplica se agrupó a la interminable lista de mensajes sin respuesta. ¿Cuándo entendió que sus ruegos no surtían efecto en ella? ¿La quinta, vigésima, centésima vez? Ya había perdido la cuenta de los mensajes que le había enviado a Jude desde su partida, ansiando una respuesta, sin lograr más que aumentar su desespero con ese lacerante Visto que lo consumía lentamente.

Derrotado, arrojó el celular a un lado y se pasó las manos por el rostro con frustración. La amaba, maldición. ¿Por qué ella no era capaz de ver a través de sus errores? ¿Acaso estaba destinado a vagar como una sombra buscando sus migajas de afecto?

Creyó distinguir una silueta familiar sentándose a su lado. Un delicado perfume acarició sus sentidos justo antes de sentir el roce inquietante de aquellos dedos reconocibles.

—Olvídala de una vez, ella jamás entenderá. Tú eres mío... —susurró la figura oscura antes de reclamar posesiva sus labios.

—¡No! —bramó alejándose de aquel cuerpo—. Necesito que ella me escuche...

De pronto, escuchó que alguien lo llamaba de lejos.

—Adrik, despierta —le decía la cálida voz de su hermano Aleixandre, sacudiéndolo suavemente del hombro—. Vamos, ya es tarde.

Pero seguía con los ojos fuertemente cerrados, negándose a abandonar ese mundo donde aún tenía la esperanza de recibir alguna señal de vuelta de Jude. Seguía escribiendo mensajes en su mente, cuando sintió que su hermano lo sacudía ahora con más fuerza.

—¡Adrik! En serio, Aegan se va a molestar si no te levantas ya.

Al oír la mención de su hermano mayor, un gruñido se escapó de la garganta de este mientras lentamente regresaba a la vigilia. Parpadeó confundido y cuando enfocó la mirada, vio a Aleixandre de pie junto a su cama con gesto preocupado.

—¿Pero qué...? ¿Por qué me despiertas, qué hora es? —graznó desorientado, su voz aún ronca por el sueño.

—Son las dos de la tarde. Aegan, quiere que vayamos con él a almorzar al nuevo restaurante que inauguraron —explicó el hermano menor.

El chico gruñó malhumorado y se tapó el rostro con la almohada. Odiaba que lo levantaran, y más para cumplir los caprichos de Aegan. Estaba por volver a caer dormido cuando de pronto sintió un fuerte tirón en los pies y de un momento a otro se vio precipitándose al suelo. El golpe lo despejó completamente.

Aturdido, alzó la vista para encontrarse con la imponente figura de su hermano mayor de pie frente a él mirándolo molesto, con la respiración agitada por el esfuerzo tras haberlo tirado sin contemplaciones de la cama.

—¡Levántate de una puta vez! No pienso esperarte todo el maldito día —le espetó antes de salir de la habitación dando zancadas.

El menor le tendió una mano a su aturdido hermano para ayudarlo a incorporarse, sin poder contener la risa.

—Te lo advertí, sabía que se molestaría si no te levantabas pronto. Será mejor que te vistas rápido antes de que vuelva, está de un humor de perros hoy.

El joven se incorporó adolorido del suelo y se sobó la espalda mientras maldecía por lo bajo la rudeza de su hermano. Si ya de por sí Aegan tenía pésimo carácter, verse obligado a levantarlo seguro había empeorado su genio. Resignado a no poder seguir durmiendo, Adrik se dirigió al baño para intentar despejarse y comenzar el día, aún con la angustiante sensación de sus sueños con Jude Derry.

PERFECTAS APARIENCIAS-(PERFECTOS MENTIROSOS - ALEX MÍREZ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora