Capitulo 10: Chismes frescos, recién salidos de los padres nuestros

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Aegan Cash

Entré al apartamento, dejando distraídamente el saco sobre el sillón. Me dirigí al bar y me serví un vaso de brandy, pero apenas le di un sorbo con el semblante ausente mientras mi mente seguía dándole vueltas a lo ocurrido.

Por más que intentaba, no lograba sacarme a Ari de la cabeza. La forma en que había logrado burlarme, no solo rechazando mis avances sino además humillándome al pisotear mi orgullo, me tenía desconcertado.

Me dejé caer pesadamente en el sofá, haciendo girar el líquido ambarino en mi vaso. En todos mis años de conquistas, jamás una mujer se me había resistido con tal descaro. Normalmente caían rendidas a mis pies con un chasquido de dedos.

Y por más que le daba vueltas al asunto, seguía sin entender qué ganaban realmente los Royalty con la liberación de Regan. Máximo era conocido por ser un político influyente y respetado, con una carrera impecable.

Se decía que había estado en las fuerzas armadas en su juventud, llegando al rango de capitán antes de retirarse prematuramente para dedicarse a la política. ¿Cómo sabía estos detalles? Simple, el mismo Máximo se había encargado de que toda la alta sociedad conociera su notable historial. Le encantaba alardear de sus logros cada vez que tenía oportunidad.

Solté un bufido de fastidio al notar la similitud con su hija en ese aspecto. Ambos compartían esa necesidad de pavonearse y exhibir sus supuestas virtudes ante el mundo. Tal para cual, no cabía duda que Ari había heredado la presunción de su padre.

Además, tampoco era un secreto que el apellido Royalty provenía de una antigua familia noble europea. Máximo se jactaba constantemente de su linaje aristocrático, como si eso lo hiciera mejor que los demás. Otro punto en común con la ególatra de su hija.

Pero a pesar de conocer todos esos datos, seguía sin encontrarle sentido a su conexión con Regan. ¿Qué podría obtener una familia tan prestigiosa y poderosa aliándose con un criminal como mi hermanastro? No tenía lógica.

A menos que... Una idea perturbadora comenzó a formarse en mi mente. ¿Y si Máximo veía en Regan un peón manipulable para acabar con nuestra familia? Después de todo, era sabido que mi padre y él habían sido rivales en el ámbito político antes de su muerte.

Tal vez ahora Máximo quería terminar lo que no pudo con Adrien vivo, destruir a los Cash desde adentro. Y qué mejor forma de hacerlo que liberando a la oveja negra de la familia para que hiciera el trabajo sucio por él.

Apreté los dientes al imaginar la sonrisa triunfal de Máximo al ver su maquiavélico plan tomar forma. Debía reconocer que el tipo era astuto, digno contrincante de mi padre. Pero no contaba con que ahora yo estaba al mando, y no pensaba dejar que nadie amenazara a mi familia.

De repente, el sonido de mi celular interrumpió bruscamente mis pensamientos. Lo saqué del bolsillo y miré la pantalla. Lander. Fruncí el ceño preguntándome qué querría ahora.

—¿Sí? —Respondí la llamada tajante.

—Aegan, soy yo —dijo Lander con voz seria al otro lado.

Exhalé con incredulidad.

—Sí, sé que eres tú Lander. ¿Qué sucede? Ve al grano —espeté impaciente.

Lander pareció dudar un segundo antes de soltar:

—Ah claro... ¿Estás en casa ahora mismo?

—Sí, aquí estoy —confirmé mientras me levantaba del sillón y me acercaba a la ventana—. ¿Encontraste algo relevante o solo llamas para hacerme perder el tiempo?

PERFECTAS APARIENCIAS-(PERFECTOS MENTIROSOS - ALEX MÍREZ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora