Capítulo 3: Cuando la amistad se convirte en algo más...

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Se escuchan risas provenientes de la habitación de Aleixandre, que conversaba entretenidamente con Owen mediante una videollamada.

En el amplio sofá del living, Adrik dormitaba profundamente, ajeno a la conversación de su hermano. Aegan por su parte, se encontraba revisando meticulosamente unos documentos relacionados a la empresa familiar en su despacho.

—No puedo creer que de verdad hayas hecho eso —reía Aleixandre negando con la cabeza.

—¡Te digo que fue así! Jamás había trepado una palmera en mi vida, pero en ese momento pareció una buena idea —reconoció Owen entre carcajadas contagiosas al otro lado de la pantalla—. Eso hasta que caí de en la arena, ¿quieres ver cómo me quedó el trasero? —alzó las cejas con una sonrisa sugerente.

Aleixandre negó con la cabeza sin poder creer las locuras que su amigo era capaz de hacer con tal de vivir aventuras. Pero así era Owen, un espíritu libre que no le temía a lo desconocido.

El menor de los Cash no pudo evitar reírse también ante las ocurrencias que su amigo le relataba. Luego Owen adquirió un tono jocoso, recordando el divertido episodio de hace unos días.

—Y bueno, Aleix...¿Con qué corbata impresionarás a todos en tu regreso a Tagus? —comentó con fingida seriedad.

—Ja ja, no te burles —respondió Aleixandre con una sonrisa, aunque sus ojos delataban una mezcla de vergüenza y diversión—. Fue estúpido de mi parte preguntarle a Aegan, y para colmo, ni siquiera era para el primer día de clases, sino para una gala benéfica, ¿no me prestas atención? —preguntó indignado.

—Lo sé, solo quería molestarte.

—Respecto a eso, ¿cuándo vuelves? Estamos a unos días de que comiencen las clases, no querrás perderte los primeros días —preguntó Aleixandre, con una sonrisa.

—No volveré —al escuchar esas palabras, Aleix se puso tenso. Owen, con una expresión seria y distante, parecía decidido.

—Owen, no puedo hacer esto sin ti... Me dijiste que volverías —comentó el menor de los Cash con un dejo de súplica en su voz.

—Sí, lo sé, pero Aleix, nunca quise estar en Tagus, y menos ahora —respondió Owen, su tono revelando una frustración profunda—. Necesito tiempo para recuperar mi energía y toda la mierda de la que hablan en el retiro.

Aleixandre trató de disimular su decepción con una débil sonrisa, pero por dentro sentía quebrarse. Comprendía la postura de Owen, sin embargo una gran parte suya seguía necesitando desesperadamente la presencia reconfortante de su mejor amigo, especialmente ahora en este  difícil reencuentro con el pasado que significaba volver a Tagus.

Y es que luego de todo lo ocurrido con Jude Derry, Aleixandre y Owen habían estrechado mucho más ese vínculo especial entre ambos. Incluso llegaron a confesarse sentimientos que iban más allá de una simple amistad. Si bien Owen fue quien se enamoró primero, con el tiempo también florecieron fuertes emociones en Aleix.

Ahora se daba cuenta cuánto se había acostumbrado a tenerlo cerca, siendo su confidente y quien lograba transmitirle seguridad. Owen había estado para él en los momentos más difíciles. Temía enfrentar por sí solo a la exposición y las especulaciones, y anhelaba recuperar esa cotidianidad reconfortante junto al hombre que en silencio también se había ganado su corazón.

Pero debía respetar su decisión de continuar creciendo en soledad, o en el lujoso retiro espiritual al que había asistido junto a su abuelo, como sea. Optó por mostrarse fuerte, tragándose la desilusión de posponer el anhelo de tenerlo nuevamente a su lado.

En ese momento, el chico carraspeó suavemente para llamar la atención de Aleix, quien se había perdido en sus pensamientos. Los ojos del pelinegro se despejaron, y dirigió su mirada a la laptop.

PERFECTAS APARIENCIAS-(PERFECTOS MENTIROSOS - ALEX MÍREZ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora