Capitulo 6: ¡Oh oh! Comenzó la cacería

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Adrik Cash

Arrastré mis pies con desgano hacia esa prisión de silencio sepulcral que muchos tenían la osadía de llamar "biblioteca". Mis ojos pesaban como plomo luego de la infructuosa noche en vela investigando junto a  Aegan sobre el paradero de nuestro lunático hermano.

Además de rastrear a Regan, otra de mis grandes preocupaciones era Jude. Sabía que con él suelto, ella también estaría en grave peligro. No me cabía duda de que en cuanto Regan tuviera oportunidad, iría por ella para vengarse del daño que le causó al desenmascararlo por sus  crímenes.

Muy a mi pesar, tuve que advertirle la situación a Aegan para que contratara discretamente unos escoltas que vigilaran a Jude desde lejos, sin que ella lo notara. No quería alarmarla hasta no estar seguros de las verdaderas intenciones de Regan. Solo esperaba que aún no se hubiera enterado por su cuenta de su reciente liberación.

Para peor, Aleixandre no llegó a dormir en toda la noche, así que tuve que soportar yo solo el pésimo genio de Aegan ante la impotencia de no tener ni una maldita pista del lugar donde se escondía Regan. Estaba hecho una furia, maldiciendo y lanzando cosas mientras intentábamos rastrear algún indicio. Pero fue inútil, no logramos nada. Y para rematar, Aleixandre apagó su celular así que no pudimos localizarlo.

Resignado a tener que lidiar con la ira de Aegan, seguí buscando pistas hasta ya entrada la madrugada. Pero en lugar de estar durmiendo plácidamente hasta el mediodía, tuve que cambiarme rápidamente para cumplir con el dichoso compromiso de verle la cara a la insufrible de mi compañera de equipo, Ari. Genial. Simplemente genial. 

Como si no bastara el lidiar con la amenaza de un psicópata suelto, el destino se empeñaba en torturarme ahora con la presencia de esta pequeña vanidosa.

Me dirigí hacia la solitaria mesa al fondo donde ya me aguardaba con una mueca impaciente, golpeteando sus uñas perfectamente arregladas sobre la madera.

"Qué mujer más irritante".

Dejé caer pesadamente mi mochila y me desplomé en la silla exhalando un sonoro suspiro lo que provocó que soltara una risa ligera.

Sí, definitivamente este no será mi día de suerte, pensé con amargura. No sólo tendré que lidiar con la jaqueca por la falta de sueño, sino la migraña extra cortesía de Ari Royalty.

Mis ojos vidriosos por el cansancio captaron su gesto reprobatorio.

—Vaya, luces fatal —me soltó con esa vocecita de burla—. Espero que tu apariencia no refleje tu desempeño en el trabajo.

¿Y a esta qué le pasa?

La miré molesto mientras me acomodaba frente a ella.

—Sí, sí, calla y terminemos esto rápido —le espeté. Entre más pronto acabara con este suplicio mejor.

Intenté concentrarme en buscar fuentes para el bendito proyecto, pero mi mente no dejaba de darle vueltas al problema que se nos presentó: Regan.

De pronto, rompió el silencio, comentando con total naturalidad, sin despegar la vista de su iPad.

—Así que... tu hermano salió de la cárcel. Eso debe ser bastante preocupante, ¿no?

La miré de reojo, evaluando su comentario. ¿A qué venía eso ahora?

—No es asunto tuyo —respondí cortante.

—Al parecer sí es preocupante, parece que llevaras semanas sin dormir —se burla.

—Repito: no es tu asunto —insistí tajante, esperando que captara la indirecta y dejara el tema.

—Si quieres te puedo recomendar un buen producto para minimizar esas ojeras.

PERFECTAS APARIENCIAS-(PERFECTOS MENTIROSOS - ALEX MÍREZ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora