Capítulo 2: Entre sombras y terciopelo

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Habían pasado tres días desde el agradable almuerzo entre los hermanos. Aquella vez, Aegan pudo sentirse auténticamente relajado, dejando de lado momentáneamente todo el drama y los problemas legales con su aborrecido medio hermano Regan, que aún continuaba en prisión.

Pero el momento de tranquila tregua había quedado atrás. Ahora Aegan se encontraba en uno de sus lugares favoritos para liberar tensiones: el prestigioso club nocturno Burlesque Luxury. Recostado en un amplio sofá de terciopelo, contemplaba impasible el estilizado escenario circular, esperando que diera inicio el espectáculo privado que había pagado esa noche.

El Luxury tenía fama no solo de ser un burlesque de primer nivel, sino también por el trato excepcional que se le daba a las bailarinas. Ellas eran tratadas cuidadosamente y con respeto, no como vulgares mujeres de objeto. De hecho, el lugar se jactaba de tener una estricta política contra el acoso o propasos; al primer indicio de algún cliente irrespetuoso, los guardias no dudaban en sacarlo a patadas del recinto.

De pronto, Aegan vio aparecer entre las sombras del escenario a una esbelta bailarina envuelta en un delicado conjunto de fina lencería color champagne, que se amoldaba perfectamente a cada suave curva. Llevaba un antifaz enjoyado con pedrería que ocultaba la mitad de su rostro, resaltando aquellos intensos ojos que lo miraban.

Traía puesta una corta peluca rubia cubriendo su identidad, dejando ver ese tentador escote strapless, atrayendo irremediablemente la vista del pelinegro hacia sus generosos senos. La diminuta tanga a juego dejaba admirar unas piernas torneadas que terminaban en unos stilettos dorados con tiras cruzadas hasta la rodilla.

Cuando comenzó a sonar la pegajosa canción One of the girls, la chica inició un contoneo de caderas frente a un atento Aegan que no la perdía de vista. Sus manos enguantadas acariciaban cada curva como invitándolo al pecado, mientras se balanceaba insinuante sobre la barra de pole dance instalada especialmente para su presentación, combinando elegancia y sensualidad en cada ágil movimiento.

Podía percibir como esa mujer utilizaba el espacio con maestría, provocando anticipación y magnetismo sin recurrir a pasos vulgares. Sus ojos, oscurecidos por la creciente excitación, seguían hipnotizados ante cada balanceo y contorsión del delicado cuerpo ante él.

La hábil bailarina parecía leer cada pensamiento indecoroso en su mirada, pero sin acceder a tener mayor contacto o roce directo con el hombre, por más que este lo anhelara. Era una deliciosa y estudiada tortura que tenía a Aegan al borde, expectante porque tarde o temprano llegara el momento de tenerla para sí.

El chico la recorrió lentamente con la mirada, apreciando su delicada a la vez que curvilínea figura. "Un cuerpo natural y armonioso, ni una gota de silicona", pensó complacido ante la visión. Justo su tipo de mujer.

Cuando finalizó su acto, Aegan la llamó en un impulso.

—Hey preciosa, acércate. ¿No me dirás al menos tu nombre? —le preguntó intrigado por la enigmática mujer.

Pero ella simplemente se llevó un dedo a los labios en un gesto que le indicaba claramente "shhh, es secreto" antes de desaparecer tras el telón del escenario, dejando tras ella solo el embriagador aroma de su perfume. Cash sonrió para sí mismo, ya ansiando volver pronto. Esa misteriosa bailarina había despertado su interés.

Cuando Aegan aún cavilaba sobre la fugaz bailarina rubia, sus pensamientos fueron interrumpidos por la repentina aparición de otra bailarina en el escenario privado. En esta ocasión se trataba de una castaña, enfundada en un revelador conjunto rojo pasión y con un antifaz del mismo color que solo dejaba entrever una mirada brillante color esmeralda.

Sin mediar palabra, la recién llegada comenzó a balancear sus caderas al ritmo de la música ambiental, dedicándole más que sugerentes miradas. Aegan frunció levemente el ceño, confuso ante esa inesperada intromisión.

PERFECTAS APARIENCIAS-(PERFECTOS MENTIROSOS - ALEX MÍREZ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora