♡ : CAPÍTULO XV

148 9 0
                                    

Hyunjin sintió que las cosas en su familia estaban peor que antes desde que su padre regresó de su supuesto viaje de trabajo, cuando llegó, ni siquiera saludó a Taehyung que era su hijo favorito, simplemente pasó de largo y se encerró en su habitación. Quería pensar que esas actitudes no le interesaban, pero de cierta manera, le parecía extraño.

En los horarios de comida, ya nadie decía nada, solo comían en silencio, cada quién muy enfocado en lo suyo, incluso su madre se notaba un tanto diferente y tenía mucha curiosidad al respecto, pero le asustaba preguntar y meterse en problemas por eso.

Era jueves por la noche y se encontraba terminando sus tareas, como siempre. Desde el lunes en la mañana, no había visto a Jeongin, ambos se encontraban ocupados con sus propios deberes ya que las vacaciones estaban cerca, por lo que debían concentrarse en eso si no querían pasar ocupados con la escuela en sus días libres, así que se mantuvieron comunicados únicamente por medio de mensajes para saber que estaban bien.

Hyunjin soltó un sonoro suspiro de cansancio cuando por fin terminó su tediosa tarea de matemáticas, cerró su cuaderno y miró la hora, aún eran las nueve de la noche. Apagó las luces y cerró la puerta de su habitación para que nadie llegara a molestarlo con lo de la hora límite, fingir estar dormido era una buena escapatoria de los regaños de sus padres. Se recostó en la cama, pensando en si debería hacerle una pequeña visita sorpresa al peliazul de la casa de enfrente.

Hizo un repaso de los riesgos de tal decisión, las luces en el exterior de su habitación aún estaban encendidas, lo que significaba que sus padres seguían despiertos. Se acercó a su ventana y notó que las luces de la habitación de Jeongin seguían encendidas también, así que prefirió esperar un rato más hasta que sus padres por fin fueran a dormir.

Jeongin, por su parte, se encontraba demasiado inmerso en esos aburridos ejercicios de física al que no le encontraba sentido alguno; resopló con cansancio, decidido a rendirse porque por más que le diera vueltas, seguía sin entenderlo. Cerró los cuadernos sobre su cama, tirándolos de manera despreocupada casi a la orilla. Revisó su celular con la intención de encontrarse con algún mensaje de Hyunjin, pero la conversación seguía en donde la habían dejado hace unas horas atrás.

Miró el liso techo de su habitación, repasando cada situación que lo llevó a estar justo ahí. Parecía irreal, todo a su alrededor parecía demasiado bueno para ser cierto, quizás porque estaba acostumbrado a tener esa dolorosa espina en su corazón, pero ahora que no estaba, había una extraña sensación. Frunció el ceño ante sus propios pensamientos, apartando cualquier hecho desafortunado, solo debía tener cabeza para las cosas buenas que le habían estado sucediendo últimamente, no tenía por qué buscarle el lado malo a nada, porque no existía algo como eso.

Todavía.

Un inesperado sonido se escuchó al exterior de su habitación, en su balcón, específicamente. Salió de la cama un tanto extrañado, no había quedado en verse con Hyunjin en esos días, y eso lo hizo ponerse un poco alerta, aunque no estaba tan asustado, a lo mejor era algún gato, últimamente habían estado rondando algunos por su casa. Abrió la puerta corrediza de su balcón, encontrándose con Hyunjin demasiado concentrado en el reflejo del vidrio, arreglando su cabello.

Rió suavemente ante tal imagen, llamando la atención del castaño que rápidamente dejó de tocarse el cabello, un poco apenado al ser descubierto.

—¿A dónde piensas ir tan guapo y peinado? —bromeó, Jeongin, cruzándose de brazos con una sonrisa divertida.

—Vine a verte—respondió, sus mejillas pintadas de un suave color rojo.

Jeongin sintió su corazón latir demasiado emocionado. Tomó su mano y lo hizo entrar a su habitación, en silencio, no quería llamar la atención de sus padres que seguían despiertos en la planta baja.

Forbidden ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora