Era un nuevo día, Elizabeth ya se había puesto en pie, pues no quería molestar a Haru, así que plantó un cálido beso en ella acariciando suavemente sus muslos a lo que la pequeña dentro del sueño profundo sonrió. Bajó las escaleras y se había dado cuenta de algo, en la pared había un cuadro de tamaño mediano, en ella una fotografía de ella y su padre, este siempre se había preocupado por ella, hasta que a llegar a la edad de Haru desgraciadamente el murió dejando toda su fortuna. Elizabeth atesoraba mucho ese cuadro, pero había un hueco en esa pared, supuso que iría a comprar una obra de gala, pero se le ocurrió algo mejor.
Elizabeth se dirige a la cocina preparando el desayuno para Haru, sirvió el desayuno y se enteró de que Haru aún no había bajado así que Elizabeth subió nuevamente las escaleras, entró a la habitación, pero no había nadie en la cama.
-¡Haru! ¿Dónde estás princesa? - Elizabeth preocupada la llamó.
Solo quedaba revisar el baño, cuando se encontró con una agradable y caliente sorpresa, estaba Haru en la tina de baño jugando con algunos de sus patitos de goma, al ver esto Elizabeth soltó una carcajada. -Voy a entrar bebé- Elizabeth optó por quitarse la ropa y meterse juntó a Haru.
Mommy, mi patito de goma no suena- Haru triste dejó el pato de goma a un lado.
-No bebé, no quiero verte triste compraremos uno nuevo- Elizabeth toma a Haru y la lleva hacía ella-.
-Gashias mami-. Haru la abrazaba tan fuerte que sus pechos casi planos chocaban contra los enormes de Elizabeth.
Salieron de la ducha, Elizabeth puso a Haru en la cama, separó sus piernas dejando ver toda su intimidad, tomo talco y rocío un poco, ya que por la acción de anoche Haru tenía un poco de molestia. Le puso bragas color rosa de hello Kitty y le puso algo así:
La Harulia:
Su mommy:
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ヾ❥🅢🅦🅔🅔🅣🅗🅔🅐🅡🅣 🅡🅔🅢🅒🅤🅔
عاطفية𝐋𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐁𝐚𝐛𝐲𝐠𝐢𝐫𝐥 𝐦𝐚́𝐬 𝐨𝐛𝐞𝐝𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐲 𝐛𝐮𝐞𝐧𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨