Capítulo Trece

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Jessica Stark.

Mi cabeza descansaba sobre el regazo de Justin mientras este se dedicaba a deshacer los nudos inexistentes de mi cabello lacio. Mi primo escuchaba mi relato con atención mientras daba sorbos de vez en cuando a su taza humeante de café. Ambos estábamos desparramados en el sofá de su residencia y yo no podía estar más exhausta con todo lo que está pasando.

Le había contado a Justin hasta el más mínimo detalle de mi extraño vínculo con Jake, quien cabe mencionar, no ha escrito desde nuestra última salida, a la misma vez le platico acerca de mis rollos con Maureen, e igualmente le comento algunas cosas positivas sobre el chico majo que conocí el primer día de clases —Joshua—, mi trabajo, y otras cosas más que me han ayudado a dejar de lado por un momento el hecho de que Maureen y yo estamos conviviendo peor que nunca.

—¿Te digo lo que pienso, o lo que quieres oír?— Pregunta mi primo alzando una de sus cejas dejando su taza de café en la mesa ratona de la sala.

—Justin, di lo que piensas, no tienes que preguntarlo siempre, sabes que prefiero la verdad.—Respondí con obviedad y Justin asintió mientras seguía peinando los nudos inexistentes de mi cabello.

—Maureen es una perra* y ese tal Jake te quiere desflorar.— Abrí los ojos como platos atragantandome con mi propia saliva. Normalmente Justin no se expresa de esa manera, siempre usa las palabras correctas, aunque si le pides algo de sinceridad, esta puede resultarte abrumadora.

—¡Justin!

—Tu querías la verdad, yo solo soy sincero.—Respondió tranquilo como si nada.

—Te he dicho que no hables así de Maureen, además, dudo que Jake realmente quiera eso, el se trae algo raro con Maureen y seguramente solo quiere sacarme de quicio.

—Maureen es una perra, no me importa cuanto la defiendas— El dió otro sorbo a su café y desarrolló más el por qué de su respuesta— Además, como hombre te digo que... No, te afirmo, que cuando un chico le come la boca a una chica de esa manera es porque busca alguna de estas cosas, número uno: quiere sexo, número dos: Una relación cómplice y seria.

—Jake no me ha demostrado en ningún momento ser el tipo que busca algo serio con alguien, es más, creo que exageras un poco la situación.

—Ese chaval se ve que en lo que menos está es en sacarte de quicio, El chico quiere probar el polen de tu flor.

Golpeé a mi primo escuchando su risa divertida de fondo. Justin siempre hacía este tipo de comentarios divertidos cuando el ambiente de una conversación era incómodo para uno de nosotros, o simplemente no sabía que decir al respecto.

—Deja de decir tonterías y mejor dame un consejo con respecto a mi situación de convivencia.

Justin tomó un último sorbo y dejó a un lado su taza vacía. Sus dedos se enredaron entre mi cabello nuevamente, desenredando nudos inexistentes y brindándome apoyo emocional, el cual necesito en estos momentos.

—Te diría que vivas conmigo, pero tengo un compañero de residencia y no pienso compartir armario contigo por mucho que te adore— Dijo Justin dándome un pellizco en las mejillas, cosa que me hizo rodar los ojos y pellizcar su costado haciéndolo reír.— Deja que se ahogue en su veneno. Ese es el consejo que te doy.

Los besos robados de Jake ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora