Capítulo Diez

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Jessica Stark.

Mi mente se encontraba perdida en los sucesos vividos hace tan solo unos momentos. Pese a que ya había pasado un rato, sentía cosquillas en mis labios, aún recordaba esa sensación agradable de los labios de Jake moviéndose sobre los míos con aquella lentitud y deseo que logró adueñarse por completo de mis suspiros.

El retorno a casa en la motocicleta de Jake ahora mismo no se sentía como hace un rato. Por más que trato de disfrutar el ambiente y apreciar los alrededores mi mente traicionera solo puede recordar el beso que el conductor de dicha motocicleta acababa de robarme hace un momento. La forma en la que me había besado... Ni siquiera podía definirlo, en mi vida ningún chico me había besado de esa forma tan lenta y provocadora.

Basta Jessica, reacciona.

—Llegamos, puritana.

Fui consciente a mi alrededor nuevamente cuando el causante de mi gran despiste habló, notando así, que la motocicleta estaba estacionada en el estacionamiento del edifico y que este me miraba con una sonrisa impertinente. Me quité el casco y se lo regresé bajando de la motocicleta, él imitó mi acción apoyando su trasero sobre la moto.

—Gracias por la salida—Dije en tono bajo y con la mirada gacha debido a la vergüenza. Luego de haberme robado ese beso me es difícil verlo a la cara.—Fue entretenido.

Jake tomó mi barbilla alzando mi rostro haciendo que lo mire a los ojos. Su sonrisa llena de suficiencia me incomodaba.

—Tenemos un trato, era un hecho que lo pasarías bien.— Dijo clavando su intenso mirar azulado en mi.— No bajes la mirada puritana, mi rostro es demasiado hermoso y digno de apreciar.— Fruncí el ceño con incomodidad mientras Jake sonreía divertido.

—No tienes nada que llame mi atención.— Respondí apartandome de él, aunque claro está, no me dejó ir muy lejos.

—Te dije que no me gusta que seas arisca conmigo— Dijo este mirando mis labios y luego a mi con una mirada pícara.—Si sigues así de arisca voy a tener que besarte hasta que ya no sientas los labios.

—Tu no vas a volver a besarme— Le dije mirándolo fijamente a los ojos con convicción y seguridad a mis palabras. Los hermosos ojos de Jake brillaron y seguidamente se ocurrieron dándole un aspecto de chico malo mucho más marcado. —Lo que hiciste hoy no tuvo que haber pasado nunca, se supone que salimos para cumplir un trato, no a que te aproveches de esa manera, no soy tu novia y tampoco una de esas chicas que seguro usas como juguete, a mi me respetas hoy, mañana y los días que quedan del estúpido trato.

—¿Te cuento un secreto puritana?— Jake se acercó a mi hasta el punto en que su rostro se encontraba demasiado cerca del mío. Esto era lo que me molestaba de él. La gran tensión que nos rodea cada vez que estamos juntos.— Me gustó besarte, y recuerdo haberte dicho que si algo me gusta, lo tengo.

—Lamento decirte que perderás tu tiempo.

—Te niegas tanto a mi sabiendo que te gusta... Que eso me atrae cada vez más a ti, me fascina la forma en la que peleas contra ti misma tan solo para no caer en la tentación.

Maldije entre dientes sin poder refutar ante sus palabras. Ciertamente Jake no se equivocaba, porque mi atracción hacia él era tan abismal que ni yo misma podía explicarlo. Nunca me había sentido así por nadie, Jake no era físicamente la clase de chico que captaría mi atención, claro que era atractivo, pero no tenía ningún rasgo facial que compartiera con mi prototipo ideal de chico, además, si hablamos de su actitud, puedo asegurar que no saldría con alguien así ni porque me paguen por ello.

Los besos robados de Jake ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora