Capítulo Veintidós

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Jessica Stark.

Nunca iba a sentirme aburrida de ver el mundo viajando en motocicleta, porque era una de las mejores experiencias que me han sucedido. La adrenalina de estar sujeta a la cintura de Jake y ver como todo a mi alrededor parece pasar en cámara rápida era increíble, y se sentía de la misma manera, lo cual me hizo sonreír en grande pese a llevar el casco puesto como protección.

Jamás en la vida pensé sentirme tan libre solo por ir en un vehículo como este.

La velocidad del vehículo poco a poco iba reduciendo, hasta que Jake decidió estacionar esta en la entrada del jardín botánico de la ciudad. Rápidamente me bajo de la moto y le entrego el casco, a lo que el me imita quitándose el suyo para seguidamente, levantar el asiento de dicha moto y guardar ambos dentro del compartimento e igualmente tomar una manta de color negro; pasó su brazo por mis hombros y ambos caminamos, adentrándonos en el jardín, haciendo feliz a mi nariz con el aroma a flores y el aire puro que te ofrecía el lugar.

—Supongo que te agrada el lugar.

—Me gustan las flores— Respondo cortante, a lo que él me sonrió con chulería.

—¿Por qué tan mordaz conmigo puritana?

—Porque estoy harta de no saber a lo que estás jugando— Le dediqué una mala mirada— No sé qué es lo que estás intentando hacer pero de una vez te digo que pares porque ya estoy harta, un día me tratas como si te gustara, al otro te comportas como un imbécil, y como si no fuera poco te desapareces por semanas haciéndote el que no me conoce para luego ir a buscarme empezar de nuevo el ciclo.

Jake no dijo nada ante mi reclamo, y tampoco hicieron falta sus excusas ante mis palabras, puesto que supongo, él mismo es consciente de que lo que acabo de decirle no es falso, ni mucho menos algo con que llamar su atención. La situación entre nosotros era confusa, tensa e inestable, lo cual cabe mencionar, era enteramente frustrante.

Porque mi cabeza era un total y completo dilema cuando se trataba de él, ya que tratar de conocerlo era tan difícil como desenredar un par de agujetas.

—Puritana, no estoy intentando otra cosa, te prometí la segunda vez que nos vimos que saldríamos para aprender a coexistir en tolerancia— Jake me miró de soslayo soltando una risa sarcástica—, pero no contaba con sentir lo que siento ahora.

—¿A qué te refieres?— Pregunto confundida, y por alguna razón desconocida, mi corazón empieza a latir más rápido de lo usual.

—Me refiero a que no sé qué demonios me hiciste puritana— Jake se detuvo frente a mi cortándome el paso y mirándome con tal intensidad en sus ojos que me erizaba la piel— me hiciste desearte Jess, me haces sentir la necesidad de besarte a cada momento, me haces sentir la necesidad de sostenerte como lo hice en esa playa viendo tu rostro contraído por...

—Ya basta— Digo con las mejillas sonrojadas al saber lo que estaba a punto de decir—, ¿Por qué me dices estas cosas ahora?

Jake me tomó de la cintura con sus manos, su mirada estaba fija en mis labios y mi corazón latía desbocado confinado en mi caja torácica. Ni siquiera necesitaba tocarme de maneras atrevidas para ponerme nerviosa, y yo me sentía patética por permitir que sus ojos azules me derritan con una sola mirada; uno de sus brazos se enganchó a mi cintura y su otra mano acunó un lado de mi rostro, tirando de mi cuerpo menudo hacia él y cerrando la distancia entre nosotros. Con su dedo pulgar comenzó a acariciar mis labios con sensualidad mientras se mordía los suyos.

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⏰ Última actualización: Oct 21 ⏰

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Los besos robados de Jake ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora