Jamie Stone es el capitán del equipo de waterpolo y un adicto a los datos random.
Daniel Neveu, el del equipo de básquetbol y su pasión es ligar con lo que haga sombra.
No tienen mucho en común, salvo su amor por Luke Jones (el chico más adorable qu...
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Daniel
No puedo, no puedo dejar de pensar en lo que pasó en el auto.
La semana transcurre y, cuando nos vemos en la escuela (ya no por lo protocolar de la pantomima de los novios, sino porque de verdad quedamos de almorzar juntos y todas esas mierdas) sé que hay algo distinto. Algo que ya está frente a nosotros y que no tiene mucho sentido, pero es.
Cada instancia en que nos vemos, está esta necesidad enfermiza de tocarlo, acercarlo a mí y sentir que el contacto me quema en partes que antes hubieran tomado la oportunidad cuando la tuvieron, pero que ahora, de alguna manera, protegen su decisión de con quién tener su primera vez. Así de absurdo como suena, estoy como un maldito adolescente hormonal, buscando rozar mis dedos casualmente con la pretina de su pantalón o darle un beso intenso que lo tome desprevenido, aprovechando y anhelando cada pequeño toque que pueda tener. Estoy jodidamente liquidado.
Y no es secreto para nadie, mucho menos para mis compañeros de la clase de cine, cuando Jamie tiene que hacer una presentación y el tema que escoge es "Michael Cera y los tiempos en la comedia", y yo lo miro como si fuera la cosa más preciosa en el mundo y no como el cretino básico que antes pensé que era.
-¿Chupas la vida o te la chupa a ti? -susurra Jack, cuando la Sirenita termina con la presentación y todos le aplauden a pedido del señor Matheson.
—Oh, cállate, Jackie.
***
El viernes, al finalizar el entrenamiento, el ambiente es ameno. Sobre todo, porque Ryan parece mucho más receptivo y simpático conmigo, algo que sin duda yo debería estar usando como ventaja en este momento, no obstante, me da tanta flojera ir a por el chico que pensé que era dulce, pero que habló (probablemente también se burló) de mí a mis espaldas, que solo quedamos en vernos en la fiesta en casa de Lou en la noche.
Ya estamos todos vestidos y dispuestos a salir de las instalaciones, cuando me percato que entre Kosuke y Parker hay una tensión que antes no había notado. Y, claro, quién iba a notarlo, si he estado de baboso toda la puta semana, joder.
—¿Qué mierda pasa con ustedes? —pregunto, sin mucha sutileza.
Parker es el primero en responder.
—Mi madre me vino a buscar, así que no podré ir con ustedes.
—Pero, ¿cómo? Íbamos a zamparnos unos Call of Duty antes de la fiesta...
—Déjalo —sentencia Kosuke, y así, Parker nos deja solos.
