Jamie Stone es el capitán del equipo de waterpolo y un adicto a los datos random.
Daniel Neveu, el del equipo de básquetbol y su pasión es ligar con lo que haga sombra.
No tienen mucho en común, salvo su amor por Luke Jones (el chico más adorable qu...
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Jamie
Qué día de mierda.
Ni siquiera me siento molesto con los chicos o Daniel.
Me siento molesto conmigo mismo.
Apenas llego a mi casa pienso en darme una ducha para limpiarme las manos de Daniel de mi cuerpo, los besos de mi piel. Y no es porque no me hubiera gustado, porque ¡vamos! Fue genial, intenso y, dios, delicioso. Pero no, no estuvo bien. Necesito pensar con la cabeza fría, y la cabeza correcta, porque eso fue de lo más imbécil.
¡Le dije que me lo iba a follar! ¡YO! ¡JÁ! Algo me poseyó. Igual que en su armario para la fiesta de cumpleaños. Me desconozco cuando esos preciosos ojos cafés chocan con los míos. No quiero seguir sintiéndome así, triste, enojado, y ahora además frustrado sexualmente, como si todo lo que me ha pasado estos días no fuera suficiente.
Diosito, ya no quiero ser uno de tus mejores guerreros.
Miro las rosas amarillas que deje en un florero con agua sobre mi escritorio antes de meterme al baño. No es justo. Daniel Neveu no es justo, no es legal, ni moral, ni decente. Y me acaba de regalar un puto ramo de rosas amarillas. Me quiero morir de lo pesado que se siente mi corazón en mi pecho, como si con cada latido fuera repitiendo su nombre. Da...Ni...el. Estoy tan enamorado del imbécil que me duele.
Me desvisto, mirándome al espejo después de dar el agua para que se tempere la habitación y miro mi cuello, donde uno de sus dedos quedó marcado contra mi piel, un leve moretón que me hace morderme el labio. Hijo de puta. Saco mi teléfono y busco la canción que ha estado sonando sin parar en mi cabeza desde que salí de la casa de los Uchiha.
Me meto a la ducha mientras la voz de la jodida Miley Cyrus llena todo el lugar, con la canción más mala y cliché de la historia, pero que me hace sentir representado hasta las entrañas.
The seven things I hate about you
Oh, you
You're vain, your games, you're insecure
You love me, you like her
You made me laugh, you made me cry, I don't know which side to buy
Your friends, they're jerks, when you act like them, just know it hurts
I wanna be with the one I know
And the seventh thing I hate the most that you do
You make me love you
Canto a todo pulmón mientras me enjabono el cuerpo, tratando de sacar de mi cuerpo todos los sentimientos que me invaden. Debo sonar destrozado, y me debo escuchar por toda la casa, pero me importa una mierda. No me interesa si Gabe o mi mamá piensan que estoy en medio de una crisis adolescente, porque lo estoy. Estoy hecho una mierda. Además, según la ciencia, cantar es bueno, uno de los principales hallazgos fue el hecho de que cantar hace que el cuerpo genere endorfinas, neurotransmisores que levantan el ánimo y nos ponen de buen humor. También se han hallado vinculaciones entre el canto y la producción de dopamina, oxitocina y serotonina, todas sustancias que contribuyen con la sensación de bienestar. Y además se reducen los niveles de cortisol, la hormona que el cuerpo libera como respuesta al estrés, así que, que les den.
