Jamie Stone es el capitán del equipo de waterpolo y un adicto a los datos random.
Daniel Neveu, el del equipo de básquetbol y su pasión es ligar con lo que haga sombra.
No tienen mucho en común, salvo su amor por Luke Jones (el chico más adorable qu...
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Jamie
Me despierto con demasiada sed, muchísimo calor y por alguna razón que ahora no recuerdo, no me puedo mover, pero no quiero abrir los ojos, quiero seguir durmiendo. Siento como algo se aprieta a mi alrededor y me acerca a su cuerpo. No es algo, es alguien. Abro un ojo y miro hacia mi hombro, hay una cabeza rubia escondida en mi cuello.
Daniel está escondiendo su cabeza en mi cuello, con sus brazos apretados en mi cintura y sus piernas enredadas con las mías.
Me miro el pecho con pánico, pero suelto un suspiro al ver que sigo vestido. No recuerdo mucho de anoche, pero si hubiera pasado algo entre nosotros quisiera recordarlo con lujo de detalles. Me muevo y entierro mi nariz en su pelo, con los ojos cerrados otra vez. No quiero que despierte y me deje ir, como si esto no fuera más que dormir. Me encanta sentir sus manos en mi cuerpo, el calor a mi alrededor, su olor.
Trato de recordar si conversamos algo anoche, si me avergoncé de alguna manera, pero tengo demasiadas lagunas mentales.
Casi siento rabia con Luke por no apreciar lo hermoso de esos detalles.
¿Qué detalles, Daniel? De qué estábamos hablando. No puedo recordar todo el contexto.
Confío en que lo hagas, pero tampoco tengo problema en decirlas de nuevo, por la mañana.
¿Qué cosas me dijo? Estoy perdido. Y asustado. ¿Que sí le dije que me gusta y me rechazó? Es algo que debería recordar. Mierda.
—¿Por qué respiras tan fuerte? Pareces un toro bufando —dice Daniel contra la piel de mi cuello y aprieta sus brazos a mi alrededor—. ¿Qué pasa?
—¿Dije algo estúpido anoche?
—Hablaste sobre los beneficios de dormir abrazados, espero que hayan hecho efecto.
Bueno, eso es algo que definitivamente haría para lograr meterlo en la cama conmigo. Ebrio soy más demandante.
—Vale.
—Yo también te dije muchas cosas. Espero que pienses como yo al respecto.
Mierda, qué me dijo, qué me dijo. Qué es lo que pienso de qué, maldita sea. No debí beber tanto.
—Sí... esto... no me acuerdo.
Se ríe un poco y aleja la cara para mirarme a los ojos, con diversión.
—Lo supuse, estabas más dormido que despierto.
—Bueno. —Me giro sobre la cama para quedar frente a frente y mirarlo—. ¿Qué me dijiste?
—Oh, no puedo creer que lo hayas olvidado de verdad, me duele demasiado. Vas a tener que esforzarte para que te lo repita.
