24. La prueba

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Paralyzed - Mystery Skulls

Paralyzed - Mystery Skulls

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Jamie

—Repíteme el plan otra vez por favor —le digo a Kao con la voz llena de ansiedad.

Estamos Daniel, Kosuke, Parker, Kaoru y yo, escondidos en la sala del taller de teatro, repasando el plan por tercera vez.

—Tú vas con tu novio, el Señor Ladilla, a la sala del profesor Stevens, mientras Ko, Parker y yo cuidamos los pasillos. Tú te quedas afuera y Daniel se roba la prueba. Después salen hacia el pasillo de los casilleros, que es el que va a estar cuidando Parker, y meten la hoja dentro del casillero del puto de Seitz. Después, la increíble Kaoru, o sea yo, voy a ir a hablar con el director Sanders sobre el tema del Instagram y le diré que estoy segura que la página la creó uno de los otros participantes, dando de ejemplo a Adam, Luke, Cara y Jean Pierre, que son quienes saben del trastorno del habla del Señor Ladilla.

No me gusta este plan, no me gusta para nada, pueden expulsarnos por algo así. Dios, estoy transpirando.

—No me gusta este plan, es muy arriesgado —dice Parker.

—Estoy de acuerdo —digo yo—. No tenemos una racha de muy buena suerte.

—Todo va a salir bien —dice Kaoru—. Va a ser rápido, limpio y un éxito, ¡positividad equipo!

Ella, Ko y Daniel chocan los cinco, y se ríe, pero yo y Parker nos miramos como si nos fuera a dar un infarto.

—Bueno, ¿listo, mon cherie? —me dice Daniel tocándome un costado con la mano.

—No —le digo, mirándolo con el entrecejo fruncido.

—Genial, vamos —dice, y me toma de la mano para tirarme fuera del salón.

Salimos caminando hacia la oficina de Stevens, mientras Kao, Ko y Parker se alejan, cada uno hacia sus puestos de vigilancia. Me suda la mano que Daniel me tiene agarrada y puedo escuchar mi corazón golpeando en mis oídos. Me voy a desmayar. Me dejo guiar hasta la puerta y Daniel se da media vuelta para mirarme.

—¿Un beso de buena suerte? —me dice con una sonrisa confiada.

—¿Ah? —No puedo entender con todo el ruido que hace mi corazón.

Pestañeo en respuesta cuando me da un apretado beso en los labios y me doy la vuelta cuando entra a la sala y me deja solo fuera del salón. Se supone que tengo que hacer guardia. Vuelvo a pestañear un par de veces. No sé cuántos minutos han pasado, pero creo que no deberían ser tantos.

—¿Jamie? ¿Qué haces aquí en horario de colación?

Oh, santa jodida mierda. ¿Cómo coño se coló Bill hasta mi posición? Ay, maldita sea, uno de los tontos la jodió, ya que claramente no fue Kao. Muevo mi pie para golpear la puerta y ruego que Daniel entienda la indirecta.

Guía de cómo (no) conquistar al chico de tus sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora