CAPITULO 2: EL CALLEJÓN PT.1

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NARRA TINA

— ¿Qué haces aquí? ¿Vienes a burlarte? — Dijo la chica mientras trataba de organizar su cabello, pues estaba completamente despeinada —. Si es así, vete. Suficiente tengo con estar en este circo.

— Tu hermana obligó a venir — Respondió el pelinegro rodando los ojos sarcásticamente, una pequeña mentira no le haría daño a nadie.

— Bueno, ya me viste. Puedes irte.

Iba a responderle con el mismo tono, hasta que escuchó unos pasos provenientes del pasillo principal del hospital que quedaba cerca a la habitación en el que estaba la pelirroja. Era su mejor amigo, Rain Ivory, que venía a hacerle compañía a su preciada novia Tina. Ambos se miraron sorprendidos pues Rain conocía la sospechosa enemistad que había entre ambos chicos ¿Qué hacia ahí? Hasta que se le pasó por la cabeza que tal vez la hermana de su pelirroja tenía que ver en todo esto. Él sabia perfectamente las intenciones que tenía Isabella, a pesar de la amistad que tenían vivía constantemente fastidiado con el pensamiento de que terminara siendo real y acabaran juntos a pesar de su aborrecimiento mutuo.

NARRA RAIN

El chico era un tanto peculiar, hablando de su estilo de vida. Mantenía atuendos completamente diferentes a los de sus amigos y ni hablar de sus gustos que se salían de lo normal, pero para él era todo lo contrario.

Constantemente vivía presionado por sus padres, llamándolo "bicho raro" simplemente por ser diferente a ellos en todos los sentidos, esto le llevaba a sumergirse en una depresión continua en la que todos los días se hacia daño a si mismo. Llevándolo al punto de tener cicatrices de cortadas en todo su cuerpo, cosa que pocos sabían, excepto por su querida y amorosa novia que siempre fue comprensiva con él. Desde el comienzo siempre lo trato de manera igual al resto, sin ningún tipo de distinción por su ropa o estilo de vida, por primera vez se sentía querido e incluido en un espacio social.

Todo esto cambió cuando conoció a su mejor amigo, Erick. Eran polos opuestos en todos los sentidos, pero aun así lograban llevarse bien de alguna manera, pero había algo que no lo dejaba dormir tranquilo por las noches. Repentinamente su novia había cambiado de actitud, cada vez se le notaba mas estresada y menos cariñosa, lo que le hacia pensar que realmente si ocurría algo entre ella y el pelinegro decía odiar. Sacó todas esas ideas de su cabeza y terminó de arreglarse para ir a visitarla, ya que hace unos días quedó hospitalizada debido a su problema con las drogas.

Llevaba flores, chocolates y un peluche de My Melody, casi no la conocía pues nunca hablaba de ella misma, sólo se limitaba a escucharlo hablar y al parecer eso no le molestaba a ninguno de los dos. Al llegar al hospital, su sonrisa se desvaneció al ver que en la entrada de la habitación a la que se dirigía estaba su mejor amigo, ambos se miraron con una notable expresión de confusión sin saber que hacer o que decir. En la sala se formó un silencio incómodo, hasta que la pelirroja interrumpió la guerra de miradas que tenían ambos chicos, acercándose a su novio de manera dulce mientras miraba fulminante al otro ser humano de la habitación, aunque ella no lo consideraba ni siquiera un humano razonable.

Sólo me limitaba a abrazar a mi pequeña pelirroja, ya que era mas bajita que yo por unos cuantos centímetros... A su vez, seguía observando a Erick queriendo descifrar porque seguía ahí si claramente ella no requería de su compañía.

NARRA ERICK

Al ver como se abrazaban pude sentir una presión molesta en mi pecho, no sabia por qué. Seguramente al saber que ella no le correspondía a el de la misma forma me ponía tenso y solo quería salvar a mi mejor amigo de una decepción amorosa.

Observaba sus manos, traía chocolates que dedujo que eran para ella. Pero ¿Cómo podía ser? ¿Acaso no sabía que Tina prefería las gomitas y solo comía chocolate con maní? Tal vez no, claro, porque lo sabía al escucharla diciéndoselo a su hermano mayor una vez, desde ese momento se le había quedado grabado y él le echaba la culpa a su maravillosa memoria. Sólo se limitó a negar repetidas veces con la cabeza mientras salía de la habitación sin despedirse, dirigiéndose a algún otro lugar en el que no estuviera la molesta presencia de aquella chica, a pesar de ser él quien la busco primero.

LO QUE NUNCA TE DIJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora