CAPÍTULO 5: INOCENTES

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— ¡Isabella, hermanita! Hola ¿Qué haces aquí? —. Le dije, con una sonrisa nerviosa.

Ella me vio con cara de "???" sin embargo, no le dio importancia al tema hasta que me vió con el labial corrido por todas partes menos en mi boca, y a Erick con la boca rosada. Ella dio un grito y empezó a saltar de la emoción, por lo que tuve que acercarme y taparle la jeta con la mano.

— Cállate, o te mato aquí mismo y nadie se dará cuenta —. Le dije en un tono amenazante.

Ella asintió con la cabeza y yo la solté lentamente.

— ¿ustedes dos? —. Dijo Beli aun con una gran sonrisa en su rostro, cerrando la puerta detrás de ella.

Yo sólo miré a Erick de reojo esperando a que contestara, pero él estaba con los brazos cruzados mirándonos sin decir ni una sola palabra.

— Fue sin querer, no le digas a nadie ¿si? Mucho menos a Rain... —. Le dije, tomándola de los hombros y haciendo que me mirara a los ojos.

— Está bien, pero acomódate el labial que eso lo delata todo, y a él también.

Asentí con la cabeza, y antes de hacer que saliera de la habitación miré a ambos lados para asegurarme de que no habría nadie por los pasillos. Luego de echarla, recosté la frente sobre la puerta dándome leves golpecitos, hasta que sentí una mano colocarse enfrente deteniéndome.

— Ahora ¿Qué haremos? —. En mi cabeza sólo sonaba "me enamoré de los dos, quiero estar con los dos." ES BROMA, soy fiel... o eso parecía antes de que apareciera este imbécil en mi vida a ponerla patas arriba.

— No le dirá a nadie, no creo que sea tan sapa. —. Me respondió él de manera suave, nunca lo había escuchado tratándome de esa manera, fue algo lindo en ese momento y sólo me acerqué a abrazarlo.

Sorpresivamente me correspondió al abrazo, acariciando mi cabello de manera lenta y delicada y dejando uno que otro besito sobre la coronilla de mi cabeza.

Después de unos minutos de estar abrazados en silencio, me separé de él y sin decirle nada me fui al baño con intenciones de quitarme el labial que estaba en todos lados menos en mi boca. Por un momento escuché sus pasos detrás de mi hasta que se detuvieron y siguieron a otro lado, luego escuché la puerta cerrarse y supe que se había ido, pero no sabía a dónde ni tampoco lo había mencionado

Nuevamente me había quedado sola en la habitación, estaba acostumbrada a la soledad pero por alguna razón cuando era Erick me sentía bien con su presencia, a pesar de que a veces perturbaba mi paciencia un poco.

Continué con mi misión y acomode mi maquillaje nuevamente, mas bien me lo quite porque el puto delineado no me salía y casi que me arranqué el ojo haciéndomelo. Me puse solamente un labial junto con un poco de gloss, así sabia que no iba a besar a nadie esta noche.

NARRA ERICK.

Tenía pensado quedarme con ella, pero unos segundos antes había notado como una notificación de mensaje saltaba en su celular. Lo miré de reojo, su fondo de pantalla era una foto con Rain, que irónico ¿no? Él nunca la haría sentir como yo, no sé por qué seguían juntos si no se querían. Detuve mis pasos detrás de ella y decidí alejarme por su bien, no quería estar confundiéndola. Salí de la habitación no sin antes tomar las llaves de mi auto y un poco de dinero por si lo necesitaba, antes de llegar a esta casa de playa ya había pedido que me trajeran mi auto, me conocía y sabía que cualquier cosa haría que me fuera a otro lado. Fui hasta donde estaba estacionado y me subí en el para encenderlo y así arrancar a toda velocidad hasta el bar más cercano. Necesitaba quitarme de la cabeza a aquella pelirroja que me estaba volviendo loco.

Después de estar unos minutos conduciendo encontré un bar algo pequeño de los que estaba acostumbrado, me bajé del auto y al entrar ya tenia la mirada de algunas chicas sobre mí, a donde sea que fuera iba a llamar la atención y eso me gustaba de vez en cuando. Me fijé a mis alrededores buscando la barra, y en ella estaba sentado ese chico que el día del callejón le gritaba a cosas a Tina, cuando cumplió el reto del semáforo. Mi sangre hervía, pero no iba a hacer una escena como aquel día., decidí esperar a que estuviera lo suficientemente borracho para poder llevarlo conmigo.

Esperé durante una, dos, hasta tres horas en las que me dediqué a tratar de sacar sus besos de mis labios, besando a cualquier chica que se me ofreciera por el momento, no tenia problemas con cumplirles sus caprichos en ningún momento. Hasta que, recordé por lo que me había quedado en ese lugar, el hombre aquel. Era alto pero no mas que yo, y no pasaba de los 38 años, probablemente estaba casado y tenía hijos, eso lo hacía aún más desgraciado.

Estaba saliendo del bar, por lo que me levanté y salí detrás de él siguiéndolo hasta su auto, antes de que pudiera entrar, estampé su cabeza contra la puerta, el hombre sólo me miró horrorizado mientras salía sangre de su frente. Volví a tomar su cuello dándole repetidas veces con la puerta de su propio auto. Saqué unos guantes de mi bolsillo que siempre llevaba en caso de que cosas así sucedieran y me los puse, lo obligué a entrar para que después me diera las llaves del vehículo con el fin de encenderlo y conducir hasta un lugar mas alejado y escondido.

Tenía una pequeña cabaña escondida en el bosque en el que hacía mis trabajos sucios, lo llevé hasta ahí y al estacionar lo bajé del coche llevándolo hacia dentro. Habían algunas armas de tortura en una mesa como: cuchillos, dagas, sierras, espadas, hachas, y elementos quirúrgicos. También poseía una silla de inmovilización, era una de mis favoritas a la hora de traer a alguien a mi pequeña casita.

NARRA TINA

No sabía a donde había ido Erick, hacia un par de horas que se había ido, pero yo había decidido no prestarle más atención a sus repentinos cambios de humor. Estaba en la playa sentada sobre la arena, admirando el cielo estrellado ya que era de noche. Me gustaba de disfrutar del sonido del mar y el silencio al no haber nadie a esa hora. Hasta que a lo lejos pude observar como un auto se acercaba a la casa y se estacionaba, vi una silueta que ya conocía de memoria que me miraba a lo lejos, hasta que por fin decidió acercarse y sentarse a mi lado.

— Losiento, por dejarte sola—. Fue lo único que dijo mientras me miraba de reojo, me dio un recorrido de pies a cabeza.

— No te preocupes, cuando te fuiste me alisté para venir a la playa así que aquí me tienes —. Le dije con una sonrisa despreocupada.

— No te tengo como quiero.

Lo ultimo que dijo me hizo dar vuelta a mi mirada, para quedarme viendo su perfil hasta que él también me miraba a los ojos. La tensión entre nosotros podría sentirse en cualquier lugar de la casa y eso ya no me estaba gustando para nada.

— Bueno, estoy cansada así que ire a dormir —. Dije, dispuesta a levantarme.

Pero Erick me tomó de la mano, haciendo que cayera sobre la arena para ponerse encima de mí, y atacar mi boca como si fuera algo que necesitara en ese momento. No lo aparté, pues también era algo que quería y que necesitaba hacer desde que lo volví a ver. El beso era fogoso y su lengua jugaba con la mía dentro de mi boca, haciendo una pequeña pelea entre ellas por quien tomaba el control de la situación. Pero, se separó inmediatamente y me observo en silencio por un momento.

— ¿recuerdas aquel hombre que te decía cosas la vez en el callejon? —. Él me miraba, esperando una respuesta de mi parte.

— Ah, si ¿por qué? —. Respondí en un tono despreocupado.

— Lo maté.

¿había escuchado lo que había escuchado o estaba quedándome loca de nuevo?

LO QUE NUNCA TE DIJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora