CAPÍTULO 3: PELEAS Y MÁS PELEAS

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NARRA TINA

Después de aquel "incidente" en el que Rain nos encontró a Erick y a mi en la entrada del hospital, no volví a saber nada de aquel pelinegro con el que había tenido la noche más entretenida de mi vida. Él no volvió a visitarme y yo no pregunté por él en ningún momento... tampoco es como si me interesara lo que hiciera con su vida.

Después de unas semanas me dieron el alta en el hospital, mis hermanos vinieron a verme y me llevaron de nuevo a mi departamento en el que vivía sola, ya que no me gustaba estar en conjunto con otras personas así fueran familiares o amistades. Al llegar a casa, me limité a tirarme en la cama y revisar mi teléfono ya que en toda mi estadía en el hospital no lo tomé en ningún momento.

Habían hecho un chat grupal (por habían, me refería a Beli) en el que estaban planeando una salida a la playa y quedarnos en una casa que tenía Xaden en ese lugar, casi nunca la utilizaba y la prestó sólo por la ocasión especial que sería mi regreso del hospital. Suspiré con un poco de fastidio, no tenía planeado asistir ya que seguramente habían invitado al odioso de Erick.

Muy odioso y todo, pero casi te lo comes en ese callejón —. Dijo la insoportable voz de mi cabeza. Ahí íbamos de nuevo con los ataques de locura, tal vez debería de volver al hospital.

Coloqué una almohada sobre mi cara y di un grito ahogado, no quería decepcionar a mi hermana diciéndole que no, pero a su vez no quería verle la cara de nuevo. Me bastaba con ir por unas horas y luego irme para cumplir con la supuesta fiesta de bienvenida que tenían preparada para mí.

Volví a tomar mi teléfono y observé por un largo tiempo la pantalla de este, hasta que vi un mensaje del susodicho "hablando del rey de roma, el pendejo que se asoma" pensé.

Sonreí y empecé a saltar de la alegría sobre mi cama, en el mensaje decía que no iba a ir por motivos personales. Gracias a quien sea que esté arriba por permitirme vivir este momento en paz. Rápidamente confirmé mi ida al pequeño paseo que estaban organizando, para luego empezar a organizar mis maletas con un poco de ropa y artículos de aseo personal.

Estuve durante un largo tiempo debatiendo porque me pondría mañana para ir al paseo, hasta que escuché el timbre del departamento sonar repetidas veces. Quién mierda estaba tan desesperado como para tocar de esa manera.

— ¡Ya voy! —. Grité fastidiada.

Llegué hasta la puerta y vi a Rain lleno de moretones en el rostro y con el labio inferior roto. Ahora en qué mierda se había metido, o tal vez ¿fue su padre otra vez?

Dejé que entrara y cerré la puerta con rapidez para acercarme a él y ayudarle a caminar hasta la sala, para que pudiera sentarse. Fui hacia la cocina y saqué algunos cubos de hielo del refrigerador poniéndolos en un paño y así volver a la sala en la que se encontraba el chico y entregárselo para que lo pusiera sobre sus moretones. 

— ¿Qué te pasó? —. Decidí romper el silencio abrumador que nos rodeaba, al ver que él no tenía intenciones de hacerlo.

— Otra discusión con mis padres es todo —. dijo sin mirarme a los ojos.

En ese momento supe que algo andaba mal, por su reacción a mi pregunta y por el hecho de que no era capaz de darme la cara.

Decidí dejar de hacerle preguntas, sabía que no iba a responder sinceramente a ninguna, me levanté del sofá y fui hacia mi habitación para continuar acomodando mis cosas en la maleta de viaje. No iba a llevar muchas cosas pues no iban a ser bastantes los días que nos íbamos a quedar, apenas una semana.

Sentí a alguien detrás de mi por lo que me di la vuelta, al ver a Rain apoyado sobre el marco de la puerta lo miré con una notable expresión de confusión, lo que no me esperaba era que iba a lanzarse sobre mi para besarme. Lo hacía de manera desesperada, como si buscara apoderarse de mis labios por completo, lo dejé ser por un momento hasta que la situación me resultó incomoda y lo aparte de un empujón. Al parecer el estaba igual de confundido que yo, por sus ojos perdidos en algún punto de la habitación... el chico simplemente se dio la vuelta, pensé que iba a volver a la sala, pero escuché la puerta principal cerrarse de un portazo y ahí supe que se había ido.

LO QUE NUNCA TE DIJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora