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↳ Imagínate encontrar paz en quien te vuelve loco— ¿Anónimo?

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Imagínate encontrar
paz en quien te vuelve loco
¿Anónimo?










Estaban recargados en la barda, mirando el como el sol estaba saliendo, el como el cielo estaba de color púrpura combinado con un pequeño color rosa pastel y un naranja, estaba impresionante.

La cálida brisa raspaba el fino rostro de Julie, disfrutando del viento, Enzo, por otro lado no estaba viendo como tal el amanecer, la estaba viendo a ella, el como disfrutaba y se aferraba del momento.

Eres tan bonita Julie, quisiera poder tenerte todos los días, aún no se porque tardamos demasiado, el conocerte lo necesito ahora, vos me haces demasiada daño, el saber que aún no te tengo como la forma en la que deseo, sé que esta mal, ¿la edad? Si, jamás había salido con alguien menor a mi, no de tantos años, pero verás que lo daré todo, solo para hacerte feliz.

Pensó Enzo en sus adentros, aferrándose a esos pensamientos que lo mantenían tan distraído.

— Jamás me había detenido a admirar un amanecer de esta manera, ¿cómo pueden existir esos colores allá arriba? —la melodía se la voz de la chica, hizo que Enzo dejara de mirarla para ver el amanecer, en efecto, tenía razón.

— Cosas de la naturaleza Jules, no podría explicártelo pero por ti lo estudiaría para hacértelo saber —ella le codeo el brazo, la había sonrojado, los dos soltaron unas risas.

— Pará un rato Enzo, y disfrutemos.

Asintió sin decir nada más e hizo lo que le ordenó, admirar el amanecer.

— Ya que has dicho que... querés que nos conozcamos —y de nuevo allí iba, la hizo que se girase a él, aún estando recargada en la barda, le puso atención—, ¿estás segura de qué querés que nos conozcamos, Julie?

Ella soltó una risotada de ironía: — Que Enzo, ¿ahora me dirás que no quieres que nos conozcamos? ¿Tanta lucha para ahora negarte? —el negó con una sonrisa boba en el rostro.

— No es nada de eso, Jules.

— Pará, entonces que es.

— Que no habrá vuelta atrás, Julie.

Cerró sus ojos negando, riendo por lo bajo.

— Vaya que tenés tu ego altísimo, Enzo.

— ¿Pero por qué? —alzó sus hombros, haciéndose el inocente—, ya verás que caerás ante mi y no habrá vuelta atrás, Tess.

Locos | Enzo VogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora