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↳ Quiero aprenderme cada uno de tus gestos, saber cuando algo te molesta o cuando esperes que te bese. — Andrés Ixtepan
Julie estaba compartiendo solo un par de golosinas con Matías, ya que al final, el hambre se le estaba haciendo presente. Matías estaba asomado por el pasillo extendiéndoles a los demás chicos la bolsa de Sabritas, ella estaba comiendo unas gomas que él le había comprado junto con unas galletas.
Aún tenía su café empaquetado con ella, Matías le pasó sus galletas para combinarlas con el café y hacer una mezcla sabrosa para ella. Le ofreció galletas a Blas quien ya estaba despierto y aceptó, lo mismo fue con Fran, se giró a enzo y le estiró el empaquetado, ofreciéndole de igual manera a él, no se negó, también aceptó.
Fran había puesto otra película en la pantalla que tenían, compartiendo así otras dos horas juntos. Volver al futuro se había convertido en una trilogía mas en ver en el avión para quemar tiempo.
— Basta estoy re enamorada de Martín Mcfly, es precioso —llevó una golosina a su boca mientras se acurrucaba a lado de Fran.
Blas tenía su cabeza recargada en el hombro de Fran, los tres tenían pantalla, pero aún así, los tres miraban a la pantalla de en medio, ósea, la de Fran.
Había escándalo, no demasiado pero lo había ya que los chicos estaban despertando por lo cual tenían recargado su energía, mucho más Matías, quien era alguien que no podía estarse quieto.
Al término de las películas Julie se giró recostándose sobre su brazo derecho y viendo por completo hacia la dirección de Enzo, quien estaba leyendo un libro. La portada era verde y tenía un barco de color rojo con blanco, unas cuantas estrellas y en él estaba escrito largo pétalo del mar y el nombre de la autora era Isabel Allende, Enzo no había terminado su lectura aquella noche que había conocido a Julie, por lo cual intentaría acabarla durante el vuelo.
— Psss Psss... —Enzo apartó su auricular derecho—, ¿qué lees? —Enzo alzó sus cejas, solo pudo lograr leer los labios de ella, se giró para ver a Esteban a su lado, el chico se mordió al oído.
— Ey Kuku, ¿le podes cambiar el lugar a Julie? Le tengo que explicar unas cosas, si no sos tan malo, ¿por favor? —este mismo le miró atento y asintió, se asomó para ver a Julie estar asomada por su asiento.
— Dale.
Esteban se levantó, no fue directo al lugar de Julie, sino se fue caminando por el pasillo hasta ir a la parte del sanitario.
