Olivia
No se que es lo que siento, solo se que no puedo despegarme de el, siento que es una sed de deseo constante que con cada acercamiento aumenta.
Después de ese choque de miradas en la plaza una electricidad recorrió todo mi cuerpo, una electricidad que me obligó a no separarme de el en ningún momento y sospecho que en su interior paso lo mismo ya se se comportó de la misma forma que yo.
La noche había caído hace apenas unos momentos y nosotros seguíamos ahí, hasta que algunos empezaron a quejarse de que tenían hambre, bajo la atenta mirada de todos di la idea de cenar en mi habitación y ellos aceptaron.
Abandonamos aquella plaza que fue testigo de nuestras miradas y nos dirigimos todos juntos a una pizzería local. Deje que ellos elijan ya que mientras sea pizza a mi me gusta. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al estar al aire libre sin abrigo alguno que me calentara. Solo duro unos segundos ya que sentí su embriagante olor en mi, me había puesto su campera y seguido de eso me hizo masajes cálidos para que entrara en calor.
-Toma chiquita, para que no te de frío.-Dijo eso mientras sobaba sus manos sobre mis brazos de arriba hacia abajo en busca de calentarme seguido de sus típicas sonrisas que derriten.
-Pero te va a dar frío a vos, toma.-Hice el amague de sacarme la campera para devolvérsela pero el en un ágil movimiento la volvió a poner en su lugar, una mirada de reproche se posó en mi y el solo atinó a reír ante la situación.
-Mira, para que no me de frío a mi te abrazo y pongo las manos en los bolsillos te parece?.-Mis piernas temblaron ante la forma tan tranquila en la que el proponía esa idea, una idea que conllevaba un acercamiento infernal, accedí con una falsa confianza en lo que estaba por pasar, pero mi corazón latiendo a mil y mi respiración un tanto entrecortada demostraba lo contrario.
Y así, Enzo subió el cierre de su campera de cuero que ahora yacía en mi cuerpo para posicionarse atrás de mi y abrazarme por la cintura colocando sus manos en los bolsillos y su pera en mi hombro para tener una imagen de lo que hacían nuestros amigos, yo atine a meter las manos en los bolsillos también entrelazando nuestro dedos, Enzo daba leves caricias con sus pulgares en mis manos. Y así empezamos una charla esperando a que nuestro pedido este listo y de una vez por todas irnos al hotel.
-Y ustedes dos que onda?.-Pregunta Agustin con una mirada atónita al darse vuelta.
Ante su comentario los chicos se dieron vuelta y puedo jurar que si sus mandíbulas no existieran sus bocas ya estarían en el suelo, seguido de las miradas de asombro vinieron los silbidos y los gritos.
-Vivan los novios!.-Decía Blas eufórico mientras me daba miradas de complicidad.
-Se esta apoyando y no en una pared!.-Dijo Fran, ante ese comentario me puse completamente roja aunque sabia que no había tacto entre esas partes, Enzo estaba manteniendo una distancia prudente en la que solo existían roces debido a los movimientos de nuestros cuerpos.
-Un aplauso para esta pareja que está enamorada.-Grito Juani en referencia al meme, cuando no el.
A pesar de todos esos comentarios nosotros no hicimos esfuerzo alguno en separarnos, solo nos reíamos y respondíamos algunas cosas que decían.
Nos separamos recién cuando nuestros pedidos estaban listos solo para que el se posicionara a mi lado y pasara su brazo por mis hombros, como si no quisiera que me fuera.
Tranquilo mi rey que no me voy a ningún lado.
Llegamos a mi habitación y con lo justo en platos comenzamos a comer, algunos sentados en la cama, otros en el sillón y otros en el suelo. Vimos un par de películas y quedamos en que mañana nos volveríamos a juntar.
Los chicos se fueron despidiendo de a poco y cerré la puerta cuando pensé que ya todos se habían ido, cuando me di la vuelta vi a Enzo observándome con una sonrisa en la cara.
-Boludo, me asusté, pensé que se habían ido todos.-Dije llevándome una mano al pecho mientras me acercaba al sillón para sentarme a su lado.
-Perdón, queres que te ayude a ordenar?.-Y fue ahí cuando vi mi habitación, platos por todos lados, servilletas, vasos, cajas de pizza.
-Me vendría bien una mano.-Le digo con una sonrisa.
-Bueno entonces a ordenar.-Se levanto dando leves golpes en mi muslo.
Los leves toqueteos y las miradas coquetas entre nosotros no era algo nuevo, pero siempre me tomaban por sorpresa y hacían que me ponga nerviosa.
Ordenamos todo mientras charlábamos y de vez en cuando tirábamos unos cuantos palitos, la tensión en el aire se sentía, pero no era de esas tensiones feas e incomodas, era de esas tensiones de las que pedías más, de las embriagadoras que no querías que terminara.
Pero todo lo lindo tiene su fin, cuándo terminamos de ordenar todo lo acompañe hasta la puerta, la abrí y deje que saliera, antes de irse se dio la vuelta y me agarró de la cintura acercándome a él dejando un beso en mi cachete; seguido se acercó a mi oreja susurrando algo que me hizo temblar.
-Nos vemos chiquita.- Susurró de una forma sensual y adictiva, tal como era el. Se separo de mi oreja y volvió a dejar un beso pero ahora mas cerca de mis labios, justo en la comisura. Este chico me iba a hacer explotar.
Cada acercamiento, cada mirada, cada roce, se sentía como el paraíso; se sentía como el oxígeno que necesitamos para respirar, como el agua que necesitamos para calmar la sed, porque eso era el para mi, una necesidad; lo necesitaba de demasiadas formas, pero era muy rápido y seguía sin saber sus sentimientos hacia mí, no sabia si lo hacia por diversión o porque sentía lo mismo que sentía yo cuando teníamos esos sutiles encuentros.