CAPÍTULO 05

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King

Mina chilla cuando mis manos van a sus caderas y comienzo a balancearla hacia arriba y abajo en mi miembro. No presto atención al marco roto o al hecho de que llevo ataduras alrededor de mis muñecas. Todo lo que me importa en este instante es hacerle el amor a mi esposa.

Gruño mientras ella jadea, su cabeza cae hacia atrás en éxtasis. Agarro su cadera tan fuerte que voy a dejarle las marcas por las que ella ha estado rogando. Soy rudo mientras la muevo arriba y abajo, y deslizo mi miembro dentro de su pequeño sexo. Pero el calor entre nosotros se ha construido desde la primera vez y he tratado de poner un límite máximo en ello.

-Sí, bebé. ¡Más! -lloriquea cuando su cuerpo se inclina por mis ganas.

-Pediste por rudeza. Pediste que no lo retuviera -dije mientras su cuerpo se tensa. Está cerca de llegar otra vez, y esta vez no le voy a facilitar llegar al borde. La voy a lanzar.

-¡King! -aclama mientras alcanzo entre nosotros para frotar su clítoris fuerte y rápido.

Ella va directo al borde y no aflojo. Continúa con sus espasmos cuando la saco y la giro sobre sus rodillas. Me deslizo dentro desde atrás, mientras su sexo continúa pulsando y contrayéndose. Agarro su cabello con una mano y su cadera con la otra.

Me inclino hacia abajo y beso su hombro antes de darle una mordida amorosa. Se estremece debajo de mí, y siento su cuerpo moverse con el mío, amando mi trato.

Me incorporo y golpeo su trasero dejando su piel un poco rosada. Ella ronronea y empuja su trasero, retorciéndose por más. La golpeo de nuevo y siento que aprieta mi miembro cuando lo hago, y casi me derramo dentro de ella. Demonios, siempre es tan apretada.

-Necesito el olor de tu sexo en mi rostro -digo antes de salir de ella y agarrar su trasero con ambas manos.

Me inclino hacia abajo y cubro su sexo con mi boca, probando la combinación de ambos. Sus gemidos de placer son ahogados por la almohada mientras devoro desde atrás. Chupo su clítoris mientras entro mi meñique a su apretado culo. Froto allí mientras lamo su clítoris y ella se empuja contra mi mano. Nunca he hecho esto antes, pero entre más empujo contra ello, más mojada está. Esta necesidad oscura dentro de mi posee cada pulgada suya... No pensé en tomarla allí. Pero ahora la posibilidad se impone y quiero poseer esa parte de ella también. Quiero reclamar su culo tanto como he reclamado su sexo, pero no en este instante. Ahora, quiero penetrarla hasta que sus piernas no funcionen más y necesite usar mi miembro como una silla de ruedas.

Chupo su clítoris hasta que su sexo estalla y me entrega toda su miel. Entonces, me retiro y deslizo mi miembro dentro mientras se tensa por más. Me muevo dentro duro y agarro sus caderas en un agarre inquebrantable. Ella continúa queriéndolo duro y apretado, ordenándome, y yo soy su esclavo. Todo mi control fue lanzado por la ventana y estoy abrumado por el placer.

Tiene tres orgasmos más antes de que sus piernas se rindan y cae plana en el colchón. Aún manejo penetrarla así, tumbado encima de ella y deslizándome hacia dentro y fuera, mientras susurro palabras indecentes en su oído.

Cuando finalmente me permito derramarme por última vez, toma todo fuera de mí. Olas tras olas de placer van saliendo desde adentro y no puedo parar. Nada está en mi poder ahora mismo, y todo es un completo caos. Mi cuerpo no me está escuchando. En su lugar va sobre su deseo básico. Mi Mina me hizo esto. Ella me enloqueció con lujuria y he roto todas mis reglas cuidadosamente construidas.

Conseguí rodar fuera sin aplastarla, y tumbarme en la cama a su lado. Estaba cubierto en sudor, marcas de uñas y los dulces jugos de su sexo.

Acostado allí jadeando por aire, pero me las arreglo para tirar de ella hacia mi lado para poder abrazarla.

-Te amo -dice, su voz suave como si fuera a desmayarse.

-¿Estás bien? -pregunto, necesitando asegurarme de que no la lastimé.

-Nunca me he sentido mejor -dice, depositando un beso en mi pecho.

Mi corazón se siente como si fuera a explotar, pero estoy repentinamente cansado.

-También te amo -contesto, antes de que el sueño me lleve al borde.

Tomando Su Turno - ARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora