CAPÍTULO 07

831 26 0
                                    

Mina

Los ojos de King van directamente entre mis piernas. Una sonrisa depredadora se forma en sus labios, haciendo que mi pulso se acelere. Sus pasos son lentos pero decididos. Cada uno lo acerca más y más a mí, haciendo latir mi corazón de emoción.

-Pon tu dulce culo en el borde del sofá y extiende esas piernas -ordena. Me apresuro a hacer lo que dice. Él camina entre mis piernas, separándolas aún más. Está tan cerca, su erección está justo en mi cara-. ¿Ves algo que quieras, esposa mía?

-Tú -le digo-. Todo tú. No solo las partes que quieres mostrarme. Lo quiero todo. Me pertenece.

-¿Es así? -Con un movimiento, tira de mi vestido sobre mi cabeza y lo arroja al suelo. Él desliza una de sus grandes manos en mi cabello y toma un puñado de él. Lo agarra con fuerza, y mi bajo vientre se tensa.

-Sí -gimo, incapaz de contenerme. Su dominio es como una dulce lamida de deseo sobre mi piel. Lo anhelo.

-Me perteneces y no me gusta que le muestres a otros lo que es mío. -Su agarre en mi cabello se tensa-. No caminas por este almacén dejando que otros hombres lo vean. No me pongas a prueba, Mina, o nunca te desataré de nuestra cama.

Sé que está hablando de que me quité las polainas. No lo hice para llamar la atención de nadie más. Lo que quería era que él las rompiera. Quería que lo hiciera de nuevo porque esta vez no me desmayaría después. Estamos teniendo esto.

-Ya veremos. -Muevo mis pestañas hacia él, fingiendo inocencia.

-Esa boca otra vez. Te vas a meter en problemas. -Sus fosas nasales se ensanchan un poco mientras aprieta su mandíbula.

-Bueno...

-Silencio -La sola palabra es lenta y llena de poder. Mis pezones se tensan- Creo que le daremos un mejor uso a esa boca. Saca mi miembro.

Lo miro en estado de shock. ¿Me va a dejar tocarlo? Siempre dice que mi toque es demasiado y que eso lo pone al borde.

-Ahora -dice bruscamente.

Mis manos se apresuran a su cinturón y lo desabrocho. Una vez hecho eso, voy por el botón de sus vaqueros, mis dedos tiemblan de emoción. Busco a tientas el botón y su cremallera, pero finalmente lo consigo. Meto la mano en sus pantalones, saco su longitud y queda en libertad. El semen se escapa de la punta y lamo mis labios.

Trato de llevarlo a mi boca, pero él agarra fuertemente mi cabello, sin dejarme mover.

-Tal vez mi esposa tiene algunos propios problemas de control.

Lo miro. Una pequeña sonrisa tira de la esquina de sus labios. Tal vez sí, pero antes de este hombre, no sabía nada sobre el sexo. Ahora ha abierto esa caja y todo esto ha salido a la luz. No quiero detenerlo. Quiero explorarlo todo con él.

Él empuja mi cabeza hacia adelante un poco y la punta de su miembro está a un aliento de mis labios.

-Lame el semen.

Hago lo que dice, codiciosa de probarlo. Deslizo mi lengua por la punta de su miembro, y su dulzura salada explota en ella. Gimo, queriendo más. Intento llevarlo a mi boca, pero me detiene.

-¿Dije que podrías tocarte? Creo que te estoy castigando. -Retiro mi mano de entre mis piernas. Ni siquiera me había dado cuenta de que me había estado tocando porque estaba tan perdida en el momento.

Se inclina, agarra mi mano y lleva mis dedos a su boca. Los chupa, haciendo que mi centro se estremezca de necesidad. Me muevo. Quiero su boca entre mis piernas, pero también quiero su miembro en mi boca. Él muerde la punta de mi dedo, y yo me quedo quieta.

-Las manos detrás de la espalda. Junta tus dedos. No confío en que mi chica codiciosa no se toque a sí misma. No comparto a mi esposa con nadie. Ni siquiera con ella misma.

Pongo mis manos detrás de mi espalda, ansiosa por complacerlo. Quiero ver lo que va a hacer ahora. Sé que lo empujé y que tomé el control en la cama. No lo hice porque quería tener el poder. No me malinterpretes, disfruté cada segundo de eso. Siempre disfruto de todo cuando es con él, pero este es el verdadero Kingsley, el hombre que se está escondiendo de mí, simplemente hirviendo bajo la superficie.

Quiero que vea que quiero esto, y haré lo que él me ordene. Mi cuerpo y mi alma lo suplican.

-Abre la boca y no te muevas. -Aparto mis labios para él -Estoy tomando lo que quiero y te vas a sentar allí como una buena niña. Tal vez cuando termine de usar tu boca para mi placer, pueda darte un poco para ti. -Se inclina de nuevo. Un golpe aterriza sobre mi sexo, haciéndome jadear- Si no eres buena no jugaré con esto por el resto del día. Te sentarás así hasta que sea hora de ir a casa.

-¡No lo harías! -La idea parece espantosa, pero la humedad entre mis muslos no está de acuerdo.

-Lo haría. Para el momento en que salgamos de aquí hoy, tendrías la mandíbula desencajada. Tendría que tomar esta boca cada veinte minutos si tu sexo está en exhibición así. Ahora te dije que abras la boca -gruñe.

Tan caliente como suena, sé que moriré si no consigo mi orgasmo pronto. Todo mi cuerpo está lleno de necesidad. Abro la boca y la mano en mi pelo se tensa aún más cuando él se empuja en mi boca.

Tomando Su Turno - ARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora