CAPÍTULO 08

869 30 1
                                    

King

Hace lo que pido tan maravillosamente que tengo que bloquearlas rodillas para evitar caer al suelo. Nunca pensé en lo inocente e intacta que ella realmente era hasta que se convirtió en mi diosa del sexo. Ahora se toca a sí misma y quiere explorar y depende de mí guiarla. Mi obsesión posesiva con ella es diferente a todo lo que alguna vez haya sentido y he estado haciendo esto mal.

Me he estado conteniendo cuando necesitaba darle todo. Tiene razón, y por mucho que odie admitir que podría haberla lastimado al no haberle dado todo de mí, lo hice. Si los papeles se invirtieran y ella retuviera una parte de sí misma, treparía por las paredes hasta que cediera. Me sorprende que me permitió hacerlo tanto tiempo, porque yo hubiera sido un exigente monstruo desde el primer día.

Sus labios carnosos y llenos están resbaladizos a medida que mi pene pasa a través de ellos y dentro de su cálida y húmeda boca. Ella traga y su lengua presiona en la parte inferior de mi pene. Gruño a través de los dientes apretados.

-Joder. -Mi agarre en su cabello se afloja y luego se aprieta nuevamente cuando golpeo la parte posterior de su garganta y ella no vomita. Respira a través de él y me retiro, frotando la punta sobre su boca.

-Más. -Se queja, y vuelvo a meterlo, semen goteando fuera de mi pene.

-Mira lo bonita que eres. Piernas extendidas, coño goteando mojado. Esa boca insolente, metida tuya, finalmente obteniendo lo que quiere.

No sé cuánto tiempo duraré de esta manera mirándola, así que intento forjarme. Cuando gime y comienza a retorcerse, sé que en realidad no puedo dejar que sienta dolor por mí. Podría amenazarla, solo para que lo sienta, pero en el fondo, quiero darle lo que quiere. Incluso si eso significa dejar ir el control.

Doy un paso atrás y mi pene se desliza fuera de su boca. Está respirando con dificultad y tiene los ojos muy abiertos, como si acabara de quitarle su juguete favorito.

-Ponte de pie -ordeno, y hace instantáneamente lo que le pido. Me acuesto en el sofá y luego la atraigo hacia mí- Quiero que te sientes en mi cara mientras me chupas.

Se muerde el labio, pero veo la emoción en sus ojos. Rebota en los dedos de sus pies por un segundo antes de subirse al sofá conmigo. Una vez que tengo su coño sobre mi boca, la agarro de las caderas y la atraigo hacia mí. Al mismo tiempo, chupa mi polla en su boca. En esta posición, puede usar sus manos y las siento en todas partes. Es el cielo y el infierno al mismo tiempo. Tengo su lindo coño rosado en mi boca y sus labios envueltos alrededor de mi polla.

Es caliente y sucio y ella se menea encima de mí. Su culo redondo está en mi cara mientras sus caderas trabajan en mi boca.

-Te necesito -dice, antes de bajar a mi polla de nuevo.

Gruño contra su coño mientras chupo su clítoris una última vez. Luego tomo sus caderas y la tiro al sofá para que su culo esté en el aire y me pongo detrás de ella. Coloco mi mano sobre su boca antes de empujar fuerte y profundamente.

Grita, pero está amortiguada y acerco mis labios a su oído.

-Es mejor que no dejes que nadie escuche ni pío. Eres mía, y nadie puede llegar a escuchar cómo suenas cuando te follo, sino yo. Siempre.

Ella empuja sus caderas hacia atrás para cumplir con mis embestidas y extiende sus piernas más anchas para que pueda profundizar. Sé que me he estado conteniendo, pero ella fue hecha para mí. Fue hecha para llevarme tal como soy, incluso sin mi control. Estaba tan preocupado por hacerle daño que mantuve separado lo que podría ser la mejor parte de nosotros. Pero ahora veo lo bueno que puede ser en ambos sentidos, y no sé si puedo volver a la forma en que antes lo hacía. Ahora que he probado lo bueno que puede ser, no puedo dejarlo.

Su coño me está apretando fuerte mientras empujo dentro y fuera. Es demasiado bueno y no duraré mucho más.

Muevo una mano de su cadera y la deslizo hacia su coño. Juego con su clítoris y acerco mis labios a su oreja.

-Te gusta cuando estoy a cargo, y ambos lo sabemos. Pero quieres que te tome como una bestia, ¿verdad?

Asiente y gime en mi mano.

-Está bien. Está bien si te gusta. Eres mi chica buena. -Su coño se aprieta con mis sucias palabras de alabanza y sé que no durará mucho más-. He terminado de intentar fingir que no soy un animal para ti. He terminado de forzarme a estar tranquilo cuando todo lo que quiero hacer es follarte en la superficie más cercana y marcarte. Ya he terminado con la retención.

Le doy un beso en el cuello y su cuerpo se arquea contra mí antes de romperse. Su orgasmo pulsa directamente hacia su coño y me ordeña. La abrazo fuertemente mientras ambos nos corremos, y evito desmayarme encima de ella.

Cuando se ha retorcido al final de su orgasmo, me giro para que estemos acostados de lado en el sofá. La envuelvo en mis brazos y la beso a lo largo de su hombro mientras tararea satisfecha.

-¿Lo prometes? -dice, y me pasa la nariz por el cuello.

-¿Prometer qué?

-No volver a ser como antes. Dejar de tratar de controlar todo cuando se trata de mí.

Me levanto y la miro a los ojos mientras le sonrío.

-No hay vuelta atrás contigo, Mina. Lo intenté, y no funcionó. Has estado destruyendo mis paredes desde el primer día. Es hora de darme cuenta de que sabes lo que es mejor para nosotros.

-Me gusta el sonido de estar en lo cierto -dice, y se ríe.

-Esposa feliz, vida feliz -digo, y froto mi nariz contra la de ella.

-Te amo.

-Yo también te amo. Mi gran bestia.

Tomando Su Turno - ARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora