EPÍLOGO

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Mina

Un mes después...

Camino por la cocina esperando que King regrese a casa. El mes pasado ha sido más de lo que podría haber soñado. King no mintió cuando me dijo que ya no se estaba reteniendo. Obtuve cada parte de él, desde hacer el amor lentamente hasta arrancarme el vestido y follarme contra la pared más cercana cada vez que quería, lo cual era a menudo.

Sin embargo, me he dado cuenta de que aún me gusta molestarlo. Este mes, dos veces más, saltó al piso del almacén para arrojarme sobre su hombro y llevarme de vuelta a su oficina. La gente se ha acostumbrado. También aprendieron a mirar a otro lado, de lo contrario, King soltará una cadena de maldiciones. Los castigos de King han sido deliciosos, aunque nunca le diría eso. Tengo la sensación de que ya lo sabe.

Se está volviendo más creativo e incluso devolviéndomelo. Muchas veces, cuando estamos en público, desliza su mano debajo de mi falda, llevándome al borde y luego dejándome colgando. Para cuando llegamos a casa, estoy tan apretada alrededor de él que ninguno de los dos saldrá a tomar aire durante horas.

Cuando escucho que la alarma de la casa se activa, corro hacia la estufa y revuelvo la salsa para el espagueti que estoy preparando. Es muy temprano para la cena, pero tenía que hacer algo para mantenerme ocupada o iba a hacer un agujero en el piso de la cocina. Unos momentos más tarde King viene por detrás y me rodea con sus brazos. Mi cuerpo se derrite en él como siempre mientras arrastra besos por mi cuello. Inhalo su olor a tierra que hoy tiene un rastro de aceite de motor.

-¿Lograste que el camión funcione? -pregunto, reclinándome hacia atrás para que pueda besar mi cuello más. Es mi punto débil y él lo sabe.

Le da un pequeño mordisco.

-Sí. Lo tengo de vuelta en la carretera. La entrega seguirá estando a tiempo. No te preocupes. -Comienza a chupar y sé que está refrescando la pequeña marca que me dejó anoche. Dejo la cuchara y me volteo para frotar su pecho. Sonrío cuando veo una mancha de grasa en un lado de su rostro.

-Estás sucio.

-Entonces mi esposa tendrá que limpiarme. -Se inclina y me besaprofundamente. Gimo en su boca- Apaga la estufa.

Giro mi cuerpo un poco y la apago. King me tiene en sus brazos un momento después y nos estamos moviendo por la casa hacia nuestro baño.

Lo beso y muerdo su cuello mientras se mueve por el pasillo. No quiero perder lo que tenemos. El mes pasado ha sido más de lo que podría haber imaginado. Pensé que estaba cerca de King antes, pero no se parece en nada a lo que somos ahora. Sé todo sobre él. No oculta nada, ni siquiera los oscuros deseos que tiene por mí.

Deseos que admitió nunca había tenido antes de mí, unos que yo les traje, y al principio lo asustó. Es por eso que se había estado conteniendo. No quería asustarme, porque perderme era algo que nunca podría soportar. Mi corazón se derritió ante eso. Se pasó el último mes mostrándome cada parte de él mientras he estado mostrándole que nunca iré a ningún lado. Nunca.

Me preocupa decirle las noticias que descubrí esta mañana. Normalmente, si él recibía una llamada para ir a trabajar un sábado, lo acompañaba. Hoy fingí estar somnolienta. Lo que realmente quería hacer era hacerme la prueba de embarazo que había escondido debajo del fregadero. Quería estar segura antes de darle las noticias.

Sabía que estaría emocionado por el embarazo. Eso no era. Él quiere una gran familia y yo también. Además, con la forma en que a mi King le gusta marcar mi cuerpo y mostrarles a todos que le pertenezco, supongo que una gran panza de bebé y un niño colgando de una de mis piernas está en su lista de formas de marcarme como se dice. Estaba preocupada que regresaría solo al dulce y suave King. No podría soportar tener solo una parte de quién es realmente después de haberlo tenido todo. Me rompería el corazón.

King me sienta en el lavabo del baño y me quita mi pequeño vestido rosa. Es uno que solo puedo usar en la casa. Lo arroja al suelo y paso mis manos por debajo de su camisa, arrastrando mis dedos a lo largo del vello en su pecho. Su cuerpo se endurece bajo mi toque.

Miro hacia él. Sus ojos no están en mí mientras recupera el aliento.

-¿King? -pregunto, deseando saber qué está mal. Sus profundos ojos azules vuelven a los míos. Su boca se separa, pero no salen palabras. Cierra sus ojos por un momento como si estuviera dolido.

» ¿Cariño? Dime qué sucede. -Froto las manos arriba y abajo de su cuerpo, odiando que todavía tenga puesta su camisa. Quiero poder consolarlo mejor, y mi toque lo hace.

-¿Alguna vez te dije que eres mi mundo entero? Lo eres todo para mí -dice, abriendo los ojos. Sus palabras son profundas y llenas de emoción. Le sonrío.

-Todos los días -digo al instante. Porque lo hace. Mi esposo siempre me está dando dulces palabras. A veces puede parecer un hombre de las cavernas áspero, pero no es tímido para decirme cuánto me ama y me necesita.

-Nunca podré darte lo que me das. No sé lo que hice en la vida para obtener algo tan valioso y generoso como tú.

-King. -Mis ojos comienzan a aguarse-. Nunca podría querer más de lo que tengo contigo. Tú también eres precioso para mí.

-No como tú. -Su mano va a mi estómago y mi corazón salta un latido. Lo sabe. Debe haber visto la prueba. Mierda. La dejé en la repisa aquí después de que la tomé, planeando decirle justo cuando llegara a casa hoy-. Todos los días me estás dando algo más. Llenando algo en mí que no sabía estaba vacío.

Me inclino y beso el lugar sobre su corazón, sabiendo que está hablando de su familia. Mientras crecía, pensó que su familia era normal, pero eran fríos y distantes. Todo era sobre el trabajo y nada más. Nadie hablaba de sentimientos o los mostraban. Rompí eso en pedazos para él cuando me atrapó en su vida y me reclamó. Lo reclamé enseguida.

-No eres solo tú, King -le recuerdo-. No sabía qué era pasión antes de ti. No sabía lo que había debajo de mi timidez. Tú me sacaste. Me despertaste. Me diste más de lo que podría haber soñado. Me hiciste una reina.

Baja su frente hacia la mía.

-Dilo, Mina. Quiero escucharlo.

-Te amo, King, y voy a tener tu bebé.

Apenas termino las palabras y su boca está en la mía. Toma el control de mi cuerpo, levantándome del mostrador. Perdida en su profundo beso, no me doy cuenta de que nos ha movido a la ducha hasta que el agua tibia comienza a verterse sobre mí.

Mis ojos se abren mientras me clava en la pared de la ducha. Todavía está completamente vestido mientras lame y chupa mi cuello. Jadeo cuando empuja su polla dentro de mí en un golpe completo. Ni siquiera lo sentí liberarse a sí mismo.

-Esto va a ser duro y rápido. Te necesito -gruñe contra mi piel mientras golpea en mí con un dominio áspero.

-King. -Excavo mis uñas en él mientras posee mi cuerpo y toma lo que quiere.

-Es mejor que te acostumbres a estar embarazada -gruñe. Mi coño se aferra a sus palabras.

-Quiero todo lo que me darás -le digo-. Oh, Dios -gimo, y su cuerpo se queda inmóvil. Gimo, necesitando que se mueva. Estoy tan cerca de correrme.

-¿Qué dije sobre esa mierda? Solo mi nombre.

-King, por favor. Lo siento -le digo, tratando de mover su polla.

-Oh, lo lamentarás cuando termine contigo -gruñe mientras comienza a golpear en mí de nuevo.

Lo único que lamentaba era que el agua se enfriara en la ducha antes que él terminara conmigo. No estoy segura de que mis piernas puedan funcionar mañana, pero sé que mi King no se está conteniendo nunca más.


Tomando Su Turno - ARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora