Desconocido

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Después de perder a sus mejores amigos, Jungwon, Sunoo y Jake, sabían que ya no tenían nada más por perder.

O bueno...tal vez sí.

A Jihyo, que era como una madre para ellos. Y justamente ahora, dejarían a la única persona que les quedaba en vida.

Después de él funeral que se realizó en honor a Seungmin y Bangchan, el tiempo pasó terriblemente lento en sus vidas. Además, Jeongin, Hyunjin y Jisung, se aprovecharon para hacer de las suyas con ellos. Sin embargo, recordaron como Min y Chan les enseñaron a defenderse, y todo eso lo pusieron en práctica.

Cuando Jake le rompió la nariz de un puñetazo a Hyunjin, fue que toda intención de burla de esfumó. Y nunca más los volvieron a molestar.

Así fue durante medio año, ya que tanto a Jisung, como a Hyunjin y Jeongin los habían adoptado meses después.

Ahora los tres ya tenían 18 años, la mayoría de edad. Y por reglamento de la casa de adopción, tendrían que dejar el centro y hacer sus vidas. Por más que Jihyo intento que no los echaran, nada resultó.

Se encontraban haciendo sus maletas, cuando de repente alguien llamó a la puerta de su habitación.

-¿Puedo pasar chicos-

-Si noona-

Jihyo entró a la habitación e hizo un esfuerzo para tratar de ocultar y reprimir las lagrimas. Abrazó con fuerza a los tres chicos y dió besos en sus frentes de forma cariñosa.

-Tiene que tener mucho cuidado, protegerse entre ustedes, ¿entendido?-

-Si noona-respondieron los tres al unísono.

-Los amo mucho pequeños-

-Nosotros a ti noona-

El centro de adopción, tenía la obligación de darle dinero a los chicos que no fueran adoptados. Por lo que a cada uno se les otorgaron 5,000,000 de wones.

Jihyo salió a despedirlos con bastante tristeza. Mucho dolor se instaló en su corazón al ver partir a esos tres jóvenes que consideraba sus hijos.

Se encontraban divagando por las calles de Seúl, esperando encontrar algún hotel o sitio donde quedarse a dormir

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Se encontraban divagando por las calles de Seúl, esperando encontrar algún hotel o sitio donde quedarse a dormir.

Estaban bastante cansados, ya llevaban caminando dos horas. Habían sido sacados de tres hoteles distintos solo por sus apariencias. Ya que no llevaban ropa de marca ni cosas de tran valor.

Malditos clasistas.

Ya había comenzado a oscurecer y empezaron a preocuparse, no se orientaban muy bien y las calles cada vez se veían más vacías y desoladas.

De un momento a otro sintieron un fuerte agarre por detrás, una mano cubría sus bocas y lo peor...sintieron un objeto frío y filoso en sus cuellos.

-Dennos todo lo que tengan de inmediato...o si no, los travesaremos con este pequeño cuchillo y los dejaremos tirados mientras mueren-le susurraron a Sunoo en su oído, pero fue lo suficiente alto para que los demás lo escucharan.

○CONDEMNARE○Donde viven las historias. Descúbrelo ahora