𔘓ᅠ──ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 𝙨𝙞𝙚𝙩𝙚

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╰ैེ་ Todo tiene un fin

Las palabras resonaron en lo más profundo de su mente, ahí en el oscuro rincón donde había guardado sus más oscuros deseos. Donde la venganza y la rabia habían sido condenadas incontables veces. Ahí en el hueco de oscuridad resonó algo que rompió todo su ser. Su padre había muerto.

Su padre había muerto.

Los ojos avellanados de Stiles buscaron los orbes de Parrish, intentando que fuera una mentira, buscaba una verdad falsa que anhelaba con su corazón echo pedazos en las manos. Porque pese a todo lo perdonaría, lo perdonaría enserió si es que todo era una mala broma de parte del sheriff y su mano derecha. Se reiría y abrazaría a su papá, pero no era así.

Todo era real, había perdido a una de las personas que más amaba en el mundo. La respiración se le cortó de golpe y estaba seguro de que su corazón había dejado de latir porque no lo sentía. Sentía un hueco qué dolía por lo que llevo su mano a su pecho y comenzó a retroceder despacio. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras apretaba su camisa con fuerza, no podía creerlo.

Se dio cuenta que era tarde, que tenía una tormenta encima la cual no iba a poder sacarse de encima por más que lo intentará y que cualquier cosa que hiciera sería inútil. Antes de caer, Parrish lo sujetó con fuerza para evitar su caída y lo llevó a la oficina de su padre.

Mientras tanto, Devi estaba en la casa de los Stilinski. Cazando Morks, porque ella era la única que no solo veía a esas cosas si no que podía tocarlas. Claro que debía tener extremo cuidado pues hasta cierto punto ella aún era humana. Si se dejaba contaminar por un Mork podría ser difícil.

Con la ayuda de Kobu estaban acabando relativamente rápido hasta que alguien llamó a la puerta. Olvidando por completo que nadie sabía que ella estaba ahí fue a abrir. Al otro lado estaba Lydia, había sentido la necesidad repentina de ir con Stiles y no sabia que estaba pasando, de pronto estaba mareada como si fuera a tener una visión, pero no la tuvo, era como si supiera que alguien había muerto, pero no sabía quien.

—Tu. —Señaló la pelirroja tras reconocer a Devi.

Fue hasta ese momento que la chica fue consciente de lo que había hecho.

—Eh... Hola. —Fue lo único que atinó a decir.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó Lydia y luego sonrió. —No me digas que Stiles te invitó a salir, que bueno porque su amorío con Derek no era algo bueno.

—No... Digo, si me invitó, pero no de esa forma. —Aclaró ella.

—Ah... —Se vió clara decepción en el rostro de Lydia cuando dijo eso, pero luego sonrió. —No importa... ¿Puedo pasar?

Y sin esperar alguna señal afirmativa se adentró a la casa. Devi quizo detenerla, pero no supo que decir realmente para explicar lo que estaba haciendo en la casa de Stiles. Porque no sería normal que le dijera "Oh, no puedes pasar porque me cole a escondidas para limpiar la casa de criaturas horribles que hacen que sacan a relucir los deseos más oscuros de las personas."

Claro que no.

Pero para su suerte Lydia paró en seco antes de darse cuenta de que Stiles no estaba ahí. Cerró los ojos y los volvió a abrir solo para que estos estuvieran brillando en un azul intenso como una lámpara por unos segundos. Luz tenía el control.

—¡Devi! —Exclamó ella con emoción y se acercó a abrazar a la más pequeña. Claro que Kobu comenzó a ladrar de alegría. —Me alegra que estés aquí... Vaya, este lugar está hecho un desastre.

Y no se refería al desorden. Para donde sea que viera había Morks escabullendose en las paredes, arrastrándose por el suelo. Había cientos en la sala, en toda la casa habría miles. Hizo una mueca, asqueada y perturbada.

𝐀𝐋𝐈𝐕𝐄: 𝑆𝑡𝑒𝑟𝑒𝑘 𝑠𝑡𝑜𝑟𝑦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora