𔘓ᅠ──ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 𝙣𝙪𝙚𝙫𝙚

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╰ैེ་ Cuando La Muerte llega.

En la estación las cosas no eran mucho mejores, Stiles cayó ante la noticia, Parrish se apresuró a sujetarlo para que no se hiriera y lo llevó a la oficina de su padre donde lo recostó en el sofá. Su mano buscó la frente de Stiles y vio que estaba hirviendo en fiebre mientras mantenia la vista perdida en el techo, sabía por lo que estaba pasando, pero no podia culparlo por reaccionar así, cada persona reacciona de forma distinta y un joven de 18 años no iba a reaccionar con calma a la perdida de su único soporte. Lo único que le quedaba, dios, sentía su corazón romperse de tan solo pensar por lo que Stiles pasaba y no entendía que el shock había apagado más su chispa, abriendo una grieta que daría pasó a los morks que ya estaban entrando por la puerta, arrastrándose como la miseria que eran por el suelo cada vez más y más iban entrando, atraídos por la pureza de Stiles.

Los tacones que llevaba Luz hacían un sonido estoico cada vez que avanzaba, habían llegado a la estación corriendo, ni siquiera supo cómo pudo hacerlo sin que el tobillo se le doblará. Detrás de ella venía Devi y adelante corría Kobu. El tan solo ver el lugar, hizo que la sangre se le helara, ante sus ojos, la oscuridad había tomado la estación de policías, las criaturas estaban por todos lados, llenaban todo el suelo y paredes completas . Claro que solo ellos podían verlo.

El corazón de Lydia comenzó a latir con fuerza, con una impaciencia inhumana y abrió los ojos, dejando su ensoñación de lado mientras volvía el lugar lo que era antes, una habitación oscura.

—¿Luz? Algo anda mal algo... Stiles. —Alarmada habló, su voz salió en un susurro a penas audible, cayó sobre sus rodillas porque lo estaba sintiendo. La muerte estaba susurrando en su oído que había llegado por Stiles, y ella se negaba a hacerlo.

Luz estaba de pie frente a la puerta. Devi no podía pasar, sería su fin. Kobu intentaba abrirse pasó con sus ladridos pero era imposible, hacia que unos cuantos se fueran pero más se amontonaban para evitarles el paso. Era claro que sabía que llegarían.

—¿Qué haremos? —Preguntó Devi, horririzada por lo que veía. Tenia la mandíbula tensa y la piel había perdido todo color, parecía un papel en blanco en ese momento.

—No lo sé. —Respondió Luz, no mucho mejor que Devi.

El auto negro de Derek se dirigía de vuelta a Beacon Hills luego de que tuvieran que salir por algunos asuntos importantes. En el iban Derek, Malia, Scott y Breaden. Malia tenia los ojos cerrados y la cabeza reposando en el vidrio del auto, podía sentir las pequeñas vibraciones que se producían por el movimiento del mismo. Tenia la blusa rasgada y una herida sanando de poco en poco, había discutido con Scott sobre Stiles y las cosas se habían salido de control. El susodicho estaba a su lado, con las manos en el regazo y la cabeza gacha, arrepentimiento, apestaba a eso.

No había querido atacarla, pero tan solo el escuchar el nombre de Stiles le ponía los sentidos alerta como si fuera una de las peores amenazas en el mundo, el odio crecía desde su corazón y le nublaba la razón. No lo admitía, pero era como cuando fue convertido en un Berserker por Kate. Pronto el auto se detuvo, había una larga fila de autos por delante, pero los sentidos de los seres ahí se encendieron en alerta, especialmente uno, el olfato.

—Huele a la sangre del Sheriff. —Dijo Malia mientras abría la puerta, haciendo un ademán con la mano que le indicaba a Breaden que debía salir.

—¿Qué habrá sucedido? —Preguntó Scott detrás de ella.

No esperó respuesta, todos salieron corriendo en esa dirección, claro que la ventaja de los lobos y la coyote sobre Breaden era claro, rápidamente ellos llegaron al lugar del accidente, donde encontraron la camioneta del sheriff estrellada contra un arbol, el tren delantero esta totalmente desecho, el cristal estaba roto por completo en el suelo los trozos estaban sobre una de las llantas que se había desprendido junto a toda la armazón que la sostenía, pinchada claramente. El aroma a sangre provenía del lado del conductor donde estaba el cuerpo de Noah, el sheriff había muerto y estaban intentando sacar su cuerpo de la carrocería con cuidado.

Los ojos de Scott pasaron de estar preocupados a estar llenos de tristeza, una que inundaba el ambiente en ese momento. Ver a quien fue como un padre para él muerto fue un golpe bajo, Malia se sintió mal, no por ver el cadáver, por Stiles. Derek y Breaden tuvieron que arrastrar a Scott fuera de ahí para que no hiciera alguna locura, para los lobos perder a alguien era un golpe muy duro y sabían que para un alfa podría ser peor.

—Malia, vamos, debemos buscar a Stiles, de seguro ya se enteró. —Dijo Breaden mientras veía de reojo a la coyote. Ella asintió y luego Gruñó en dirección a Derek, quien había bufado ante la mención del chico.

Era una idiotez, como tan solo el nombre de Stiles lo ponía de mal humor, pero no era su culpa, era Derek. Absolutamente todo lo ponía de mal humor, lo extrañó era que Scott tuvo la misma reacción, dejó de lado su tristeza incluso para gruñir por el nombre de su mejor amigo. Pero en ese momento incluso alguien casi salvaje como ella pudo entender que no era bueno pelear así que solo siguió al grupo hacia el auto de Derek.

—¿A donde iremos? —Preguntó Breaden una vez estuvieron dentro y Derek había arrancado.

—A la estación, tal vez ahí pueden decirnos que pasó. Había un olor, inusual en esa escena. —Declaró él.

—¿También lo notaste? —Preguntó Malia, arrugó la nariz y se acercó al espacio entre ambos asientos.

Breaden observó con detenimiento por un momento a ambos, esperando que le hablarán más acerca del aroma. Para su sorpresa fue Scott el que habló.

—Olía a perro. —Aseguró el chico.

—No hay criaturas que huelan a perro.  —Respondió ella al instante.

—No alguna conocida. —Aclaró Derek con la vista fija en el camino.

—¡Derek! —El gritó era ensordecedor, llenó de dolor, sonaba a alguien que estaba atravesando la peor de las torturas.

Stiles estaba muriendo. 

𝐀𝐋𝐈𝐕𝐄: 𝑆𝑡𝑒𝑟𝑒𝑘 𝑠𝑡𝑜𝑟𝑦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora