¡(18+)!
Enzo.
Así pasaron los meses, estuve con Mati y los chicos, hicimos más rodajes y ya llevábamos la mitad del rodaje, estábamos felices todos. Mati y yo no eramos nada pero éramos casi todo. Era complicado.
Un día de esos me decidí, quise pedirle que sea algo más que mi amigo o mi amante. Que sea mío con título y todo.
Era de tarde cuando decidí hacerlo, fuí con Matías quien estaba con Juani y con Fran, hablando de no sé qué de ellos dos.Me acerqué a él y me miró, le sonreí y lo llevé a un lugar más privado.
— Hoy, después de la cena, salgamos.
Asintió sin decir nada pero con una sonrisa de oreja a oreja, así que sonreí devuelta y él volvió con los chicos.
Pasó el día y fuimos para cenar. La cena fue muy bonita, como siempre solía serlo. Luego de cenar fui con Mati a caminar un rato, y llegamos a un parque que estaba cerca.
Me le acerqué y le dí un besito. Para luego agarrar de mi bolsillo una caja con dos anillos, abrirla y pronunciar las palabras.
— ¿Puedo ser tu novio? — Dije con algo de nervios, muchos en realidad, y tragué seco.
Él me miró, se sonrojó y asintió. — Obvio viejito. — Me dió un beso más fuerte y largo.
Le puse su anillo. Le quedaba perfecto, tal cual como imaginé.
Después de eso nos quedamos un rato hablando, luego fuimos al hotel, nos quedamos en la habitación, y nos abrazamos en la cama.
Él me empezó a besar y yo correspondí, se subió encima mío y comenzó a mover sus caderas, yo lo tomé con la cadera correspondiendo al movimiento, y me moví levemente también en busca de más contacto.Él me siguió besando hasta que no le llegaba aire. Me sacó la camiseta que tenía puesta y me empezó a dar besos por todo el torso.
Yo cambié la situación dándonos vuelta y recostandolo a él en la cama.
Él me miró y me soltó su típica sonrisa pero ahora era como, pícara.Me acerqué en busca de un beso y él me lo dió, me jaló, y seguimos besándonos, yo saqué su camisa. Le comencé a dar besos y dejé un chupón notorio. Él soltó un jadeo y pegué mi entrepierna en sus glúteos. Él la sintió y jadeó levemente. Lo cual me hizo sonreírle y mirarlo.
Quise tener más contacto con él, iba a pedírselo pero él mismo se sacó el pantalón junto al bóxer, quedando tal cual Dios lo trajo al mundo. Hice lo mismo y la ropa no fue un problema, comencé a frotar levemente su entrada él comenzó a soltar pequeños gemidos y a mover más su cadera y cintura. Quiso más y lo dijo.
— Ya hazlo. — Dijo entre gemidos y jadeos.
— ¿Tan desesperado estás? — Dije para burlarme, pero yo estaba peor.
Soltó un jadeo más alto al sentir mi pene erecto adentro suyo.
Comencé a dar estocadas suaves, tenía que cuidarlo y ser delicado. Él comenzó a gemir cada vez más, mediante yo aumentaba el gemía.Seguimos así, luego yo aumenté la rapidez y fuerza de las azotadas. Él gemía y me encantaba. Comenzó a gemir mi nombre lo cual me exitó más, lo dí vuelta dejándolo en cuatro, me pegué a él dejando algunos besos en su cuello, luego con una de mis manos lo agarré y con la otra comencé a masturbarlo. Él gemía cada vez más y optó por pegarse a la almohada para que el resto no escuchara. Las ventanas empañadas y nosotros agitados. Todo fue perfecto y tal cual había imaginado. Terminamos al mismo tiempo y yo terminé en su espalda. Así que luego de eso, fuí a limpiarlo, nos bañamos juntos, él estaba temblando y lo entendía. Quizás fuí muy fuerte.