Planes

47 4 11
                                    

Reynaldo, con astucia, se acercó al rey, deslizando la sombra del chantaje en sus palabras.

-Mi señor, comprendo la importancia de nuestras tierras y comercio, pero también sé que la felicidad de su hija es invaluable. Si desea mantener nuestra alianza, la única solución es sellarla con el lazo matrimonial entre ella y yo.

El rey, exhausto y presionado por la amenaza a sus intereses, asintió con resignación.

-Haz lo que quieras con mi hija, pero asegúrate de que el acuerdo continúe sin contratiempos.

Sir Reynaldo sonrió con triunfo, mientras el rey, con pesar, aceptaba la transacción como si su hija fuera solo una moneda de cambio en este juego de poder.

****

Sir Reynaldo se acercó a la princesa con una solicitud urgente.

-Princesa, necesito hablar contigo sobre asuntos importantes.

Zelda intrigada pero precavida, miró a su leal escolta. Reynaldo, con una sonrisa maliciosa, agregó:

-Será una conversación que requiere confidencialidad. Por favor, quedémonos a solas.

Link lleno de desconfianza, sostuvo su posición, cuestionando la necesidad de la privacidad. Zelda entre la lealtad a su amorío y la curiosidad por el misterioso asunto, se encontró en un dilema, mientras Sir Reynaldo insistía con su sonrisa astuta.

-Iré en un momento.
-La estaré esperando.

Reynaldo se fue y dejo a estos solos.
Intrigada por la extraña urgencia de Sir Reynaldo, la princesa notó la preocupación en la mirada de su escolta quien no pudo evitar preguntar.

-¿Qué crees que trama Reytonto?
-No estoy segura, pero hay algo en su actitud que me hace desconfiar Link.

Decidiendo dejar de lado el incómodo episodio, Zelda cambió el tema, preguntando sobre los entrenamientos. Link compartió sus experiencias, revelando la dificultad de los desafíos enfrentados, mientras, agradecida por su lealtad, ella escuchaba con atención.

*****

Sir Reynaldo, con una sonrisa ambiciosa, invitó a la princesa a su oficina. Aunque desconfiada, ella aceptó. Al servir el vino, Reynaldo comenzó a tejer su oscuro plan, mencionando que el matrimonio entre ellos sería crucial para su reinado.

Mientras caminaba alrededor de ella, chantajeó con cruel desdén, sugiriendo que el pueblo no tenía grandes expectativas de una princesa como ella. Zelda, furiosa, intentó golpear a Reynaldo, quien detuvo la cachetada con confianza, afirmando que era lo mejor para el reino.

Envalentonada, Zelda le tiró el vino en la cara, expresando su desprecio antes de abandonar la habitación. Reynaldo, con una sonrisa satisfecha, se lamió el vino de los labios, creyendo que la princesa sería finalmente suya.
Después de salir de esa amarga situación, Zelda se apresuró a ir con su padre.

Zelda enfurecida por la imposición del matrimonio con Sir Reynaldo, buscó a su padre para expresar su descontento. Sin embargo, el rey, agotado por la presión política, reaccionó con enojo.

(Balbuceando)-¿Por qué?.
-Zelda, esa es tu una obligación entiende. Eres una princesa deberías comportarte como tal en vez de estar paseando con tu escolta.
(Enojada)-¡Esas cosas son mis asuntos!
-¡Y estos son los míos, así que te vas a casar y punto!

Las lágrimas brotaron de los ojos de Zelda al escuchar esas palabras tan crueles. Sintiéndose atrapada y sin opciones, salió hacia la fuente del castillo llorando desconsolada, con el peso de una carga que nunca imaginó llevar.

Link regresando de su entrenamiento, notó a la Zelda en la fuente llorando. Corrió hacia ella, tratando de ser su consuelo, y con delicadeza secó sus lágrimas.

(Entre cortada por sollozos)-No quiero casarme con alguien que no quiero, no quiero ser una marioneta en este juego.
(Con compasión)-Lo sé, mi princesa. Estoy aquí para apoyarte. ¿Hay algo que pueda hacer?
(Limpiándose las lágrimas)-No sé, ¿Puede haber alguna solución? No quiero perder mi libertad.
(Reflexivo)-Trataré de encontrar una solución, mi princesa. No permitiré que te veas forzada a un destino que no deseas.
-Pero padre, dice que es mi obligación.
-No lo es, mira, yo no sé nada sobre política mucho menos de los tratos de Reynaldo pero te juro que no se casarán.
(Limpiando sus lágrimas)-¿No?
(Decidido)-Nunca lo permitiría.
-¿Y, si....?
-Detendría la boda, te llevaría a un lugar muy lejos tal vez vayamos a Hatelia.
(Riendo)-Estas loco.
-Entonces te secuestrare.
-No hay necesidad, iré con todo gusto

Zelda con ojos brillantes y corazón acelerado, veía a Link con una luz especial. Cada gesto amoroso mientras se quedaba con ella en los momentos difíciles se convertía en un poema de afecto, y su risa resonaba en su alma como una melodía encantadora. En su mirada, encontraba un refugio cálido y un compañero leal, imaginando un futuro donde su amistad se transformaría en un amor eterno.
Si las diosas querían, claro.

(Emocionada)-¡Espera! Y si engañamos a Reynaldo.
-¿A qué te refieres?
(Decidida)-Podemos hacerle creer que cambie de opinión y cuando firme los papeles del comercio justo en la boda lo abandonare.
-Vaya, ahora la loca eres tú. ¿Crees que sea buena idea?
-No, pero no perdemos nada. Podré negarme si logro convencer a padre.

Al paso de los días Zelda termino su plan y al parecer no era tan malo. Un día ella con una mezcla de tentación y seguridad, entró a la oficina de Sir Reynaldo. Sorprendido por su actitud, Reynaldo la observó mientras ella declaraba con firmeza que aceptaría el matrimonio, pero con condiciones.

-Acepto casarme contigo, pero con ciertas condiciones. Quiero unas semanas de libertad antes de la boda, sin faltas de respeto. Además, necesitas firmar los documentos del juramento entre tierras. Y sere toda tuya.
-¿Qué es lo que planeas princesa?
-Mi hay juegos sucios.

Reynaldo rió irónicamente, pero sin dudarlo, aceptó mientras la miraba con deseo. Zelda sintiéndose incómoda, salió de la oficina, consciente de que había asegurado al menos un breve respiro antes de su destino comprometido.

Después de eso los días siguieron pasando con normalidad, ella se divertía con Link y su padre ya no molestaba con el tema. Aunque estaba indecisa, sabía que ra su única opción y si no escaparía con Link a lo más lejano de las colinas de Hatelia. Le parecía tonto pero era lo mejor que tenía y sin duda iría con el hombre que de verdad amaba.

****
Aviso:
El siguiente aviso avisa que el nuevo capítulo tendrá contenido explícito, no buscaré incomodar a alguien por eso se avisa mediante este aviso.
Gracias.

Además ya tengo ideado el final de la historia, así que ustedes qué opinan.
¿Les doy final feliz?
Trataré de ya no meter tanto relleno a los capítulos y ir directamente al grano.
Gracias por leer.

༒Amantes de lo Ajeno༒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora