𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 49

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Luego de que Martín se fuera

𝐃𝐚𝐧𝐢𝐞𝐥

El caos que causó Martín no fue pasado desapercibido, inmediatamente todos quisieron irse a sus casas o habitaciones de hotel para estar más seguros y cómo no... Si fuimos espectadores de como el muy psicópata fue capaz de apuntarle con un arma a una niña de 3 años.

Amelie fue la primera en tomar el yate y por suerte pude subirme en él antes d que logrará arrancar, dejando a su novio y a los demás algo confundidos en el muelle.

ー¡¿Qué haces aquí, Daniel?!

ー¿Desde cuando hiciste ese trato con Martín?

ーNo es de tu incumbencia lo que hable o no con Martín ーse está comenzando a poner nerviosaー. No tiene nada que ver contigo.

Miente.

La conozco muy bien para saber que cuando está mintiendo comienza a mirar a todos lados y la voz le tiembla.

ーNo sé si con Griezmann funciona, pero a mí no me vas a convencer haciéndote la fuerte ーvuelvo a preguntarleー: ¿De qué trata y cuando hiciste ese trato con Martín? ¡Dime!

Apaga el yate y quedamos a mitad del mar mediterráneo donde lo único que nos puede dar luz es la luna y las luces lejanas del principado.

ーLo único que puedo decirte es que todo lo hice ti, Daniel...

ーÉl no se refería a Griezmann ¿Cierto?

Ella niega y el hilo en mi garganta cada vez se hace más grande.

ーDime qué tienes que hacer, podemos buscar otra manera de que te liberes de ese trato.

ーNo puedo, si romper mi palabra significar tener que perderte para siempre jamás me lo perdonaría ーcada vez me está asustando másー. Estoy atada de manos.

ー¡No! Tú no puedes sacrificarte por mí,  me niego a permitirlo.

ーEs la única manera de que Martín nos deje en paz, detrás de todo esto hay un plan pero sólo puede salir bien si cumplo mi parte del trato.

La resguardo entre mis brazos y me siento culpable por todo esto, en Singapur prometí protegerla de todos y de todo peligro y ahora no puedo hacer nada para evitar que esté lejos del enfermo de Martín.

ーSea lo que sea, no voy a permitir que hagas tal cosa... No importa que ya no seas mi novia, prometí cuidarte de todo y eso haré ーlevanto su cara para mirarla directamente a los ojos.

ーNadie puede evitar que esté cerca de Martín, es eso o perderte...

ー¡No me vas a perder! Te lo prometo.

Dejo un beso en su frente y enciendo el motor del yate para dejarla en la playa del hotel, todos están allá esperando por nosotros y en cuanto llegamos Melie se baja para después ir corriendo a los brazos de Antoine.

Miro a Adrien que no deja de abrazar a su hija y a su futura esposa y creo estar seguro de que ambos pensamos lo mismo. Martín se pasó de la raya con lo que hizo esta noche y ninguno de los se va a quedar tranquilo haciendo como si nada.

𝐏𝐀𝐑𝐈́𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora