¿Crees en los fantasmas?
Min Tn una mujer hermosa de 25 años, tiene un negocio de joyería en Busan, esta casada hace 3 años con Jeon Jungkook un hombre de 27 años que tiene una red de hoteles de cinco estrellas.
El día de su aniversario tienen un ac...
Estaba sentado en uno de los sofás de la sala. Había un silencio sepulcral. Mi vista estaba en un punto inexistente y mi mente estaba totalmente en blanco.
Mi semblante era serio, de repente mi vista es nublada por una persona frente a mí. Frunci mi ceño y solo levanto un poco la mirada donde ambos nos viéramos.
¿Hasta cuando estarás así? - Preguntó la persona frente a mi. Retrocedió al ver que me levantaba del sofá y sin decir nada giro para caminar hacia las escaleras.
Jungkook, por favor.. - Escuche decir seguido de un suspiró cansado de su parte.
Me detengo antes de poner un pie y miró hacia arriba y no puedo evitar el recordar como ayude a Tn en esa ocasión para que no cayera. Mis ojos nuevamente se nublan y no evito que lágrimas silenciosas se deslizaran por mi mejilla, mi corazón dolía demasiado y todo mi ser estaba apagado. No quería ver a nadie, no quería saber del mundo exterior, solo quería sumergirme en mi miseria y el dolor de haber perdido a mi ancla y eso era mi familia. Odiaba el que los demás no puedan entender mi dolor. Siempre tenían a alguien en la casa "cuidandome" según ellos y lo que yo quería era estar completamente solo.
Habían pasado cuatro meses exactamente desde que forzosamente tuve que velarlas y luego sepultarlas. Pues para los demás no era común mucho menos sano el tener sus cuerpos en la casa. Me enojé tratandolos y diciéndoles hasta de lo que se iban a morir cuando desperté asustado en una mañana y no mire a mi esposa e hijas en mi cama.
Recuerdo que esa mañana me sentia un poco enfermo aunque ya llevaba varios días así y los chicos confesaron que tuvieron que drogarme un poco para poder preparar sus cuerpos como es debido ya que la casa empezaba a desprender ese olor de cuerpo descompuesto. Podría decirse que de milagro no me enferme de gravedad.
Reaccione un poco y pues muy en el fondo sabía que no era normal, pero estaba en negación de haberlas perdido.
Después del entierro, no quise hablar con nadie. Siempre era lo mismo del sofá a la cama y comía sin ganas aunque últimamente solo lo hacía una vez al día para no morirme. Pero la realidad es que quería dejar de existir.
Al entrar a la habitación donde tenía a Tn y mis hijas entra más fuerte el sentimiento tan desgarrador que queria que mi corazón dejara de latir. Me dirijo al baño hacer mis necesidades, al terminar tomo una toalla de mano secando mis manos. Miré mi reflejo en el espejo y pude verme en el aspecto que estaba.
Tenía unas grandes ojeras debajo de mis ojos, mi rostro estaba más delgado lo que indicaba que había bajado de peso. Mi piel estaba pálida, mis labios resecos prácticamente todo de mi era como un esqueleto andante. Miro mas allá del espejo y solo pienso en una cosa.
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Escuchó como la puerta es abierta despacio y no me interesa saber quien esta aquí. Una silla es arrastrada y posicionada frente a mi cama donde doy la espalda, al menos esa es mi deducción.
