𝕾𝖚𝖊𝖓̃𝖔𝖘, 𝖕𝖎𝖕𝖎́ 𝖞 𝖘𝖊𝖈𝖚𝖊𝖘𝖙𝖗𝖔𝖘

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⊱───────DREAMS, PEE AND KIDNAPPINGS───────⊰














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No a los lectores fantasmas




























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C H A R L I E

DEBÍA AGRADECER QUE AL BEBÉ LE GUSTABA EL MAR. El barco no me mareaba, al contrario, me mantenía calmada de ascos y malestares.

Lamentablemente, no podía decir eso de Hazie. Ella sufría con la marea. Le había dado una infusión, que calmó sus temblores y ya no estaba verde. De todas maneras, terminó acostada mirando el horizonte con la mirada perdida.

No recordaba haberme subido en un barco nunca, creó que solo había visto un barco en las ilustraciones de libros. Me gustaba sentir la brisa del mar en mi cara y la manera que mi cabello se removía con él. Sabía que tendría nudos con los que pelear, pero no me importaba mucho.

Dejamos atrás los muelles del embarcadero de San Francisco y pasamos volando por delante de un par de leones marinos que holgazaneaban en los muelles, y habría jurado que vio a un viejo mendigo sentado entre ellos. Desde la otra orilla, el anciano señaló con un dedo huesudo a Percy y esbozó con los labios algo parecido a «Ni se te ocurra».

— ¿Han visto eso? —preguntó Hazel.

La cara de Percy estaba teñida de rojo con la puesta de sol. Preferí no decir nada del extraño sujeto, a pesar de la distancia, y gracias a mi olfato de embarazada, pude percibir su asqueroso olor.

— Sí. He estado aquí antes. No... no sé. Creo que estaba buscando a mi... amiga.

Me removí. No sentía nada por el chico, sería estúpido tener sentimientos por él ya que solo lo conozco de días, pero la manera que sus ojos brillaron de melancolía me incomodó. Es el padre de mi futuro bebé, no sabía si tenía algo más que lo atara lejos de nosotros. Alguna relación. Me había ilusionado en no dejarme sola y esperaba de corazón que lo cumpliera.

No quería estar sola.

— Annabeth —dijo Frank—. ¿Te refieres a cuando ibas al Campamento Júpiter?

Percy frunció el ceño.

— No. Antes de eso.

— La mencionas dormido —aporté para que sonora sin importancia.

El silencio nos inundó.

Escudriñó la ciudad como si estuviera buscando a Annabeth hasta que pasamos por debajo del Golden Gate y giramos hacia el norte.

Me metí a mi mente. A todo aquello que había vivido y como, duramente, forjó quien soy. Me pregunté si mi vida hubiera sido muy distinta con mi padre a mi lado, vivo, o si de alguna manera no hubiera huido ese día y no hubiera conocido a los Grace. Quizás si esa noche no hubiera salido... No sabía como podía ser mi vida si no hubiera buscado a Jason en Nueva York. ¿Estaría embrazada de otra persona? ¿Estaría acaso embarazada? ¿Sería pretora? Eran muchas preguntas con cero respuestas.

METANOIA | Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora