El Buen Profesor • Goyuu [EDITANDO]

Capitulo IX.

Yuuji tenía seis años cuando se dio cuenta de que el mundo podría ser un lugar cruel.

Solía vivir a las afueras de la ciudad con su familia, siendo el hijo menor de un buen matrimonio, siempre era consentido hasta por sus hermanos mayores.

Cuando sus padres tuvieron suficiente dinero para darles una mejor educación decidieron mudarse cerca del centro. Era una buena oportunidad para la familia, sus hijos tendrían mejor educación y podrían tener un futuro prometedor.

Al principio, sus compañeros solían tratarlo bien, pero al ser nuevo tenía ciertas dificultades para alcanzar su ritmo, aún más cuando estaban a mitad de año.

Incluso sabiendo escribir, leer un poco o hacer operaciones matemáticas pequeñas gracias a sus hermanos, siempre había un por qué al no entender algunas cosas. No importaba si era bueno en algo, los demás siempre se encargan de buscar un error.

Con ayuda de Satoru eso había cambiado, algunos le hablaban por compromiso, pero aquello empeoró una mañana.

Las burlas y los golpes comenzaron más duros cuando una maestra no pudo callar su odio al color de su cabello.

Después de todo, si alguien que tenía poder hacía menos a un inocente era inevitable que los demás no lo hicieran.

–¿Sabes que es ilegal que una madre pinte el cabello de su hijo?

Alzó su mirada confundida, estaban haciendo una actividad cuando aquella mujer se acercó a su lugar.

–¿Mi ca-cabello?

–Sí, que color tan horrible –la mujer se acercó un poco más a él, jalando un mechón lo suficientemente fuerte para hacerlo quejarse. –No vuelvas a aparecer en mi salón hasta que regrese tu color natural.

Por supuesto, sus padres fueron a reclamarle, haciendo un escándalo para que la despidieran. No esperaban que cierto muchacho estaría ahí también, llorando y llorando por algo que no había pasado. Culpando a la mujer y asegurando que él mismo había visto como trataba a Yuuji.

Ya no hablaba sobre las burlas y tampoco debía buscar excusas cuando su uniforme estaba sucio o su carita maltratada.

Yuuji tenía seis años cuando se dio cuenta que los niños podían ser una pesadilla.

Y que los angeles también existían.

No supo en qué momento ocurrió, aunque es algo que recuerda con mucho cariño. Días atrás, mucho antes de que ese incidente ocurriera, un chico se había acercado y había tirado a otro que lo golpeaba de un puñetazo.

En otro momento, el mismo chico estaba cubriéndolo para protegerlo, gritando algunas palabras que no pudo escuchar estaba demasiado asustado para hacer algo. Incluso cuando su cuerpo reaccionó y quiso defenderlo, evitar que siguiera siendo golpeado por su culpa, las palabras que grito una chica lo hizo detenerse.

–¡Satoru, basta!

Se quedó quieto, observando como los demás lo miraban con asombro, la manera en qué ahora lloraban los chicos que lo habían golpeando suplicando perdón se le hacían extrañas, no sabía que pasaba.