𝗜 | 𝗶𝗻𝘁𝗿𝗼𝗱𝘂𝗰𝗰𝗶𝗼́𝗻.

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Leon sabía que estaba perdido desde el momento en el que te vió llegar

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Leon sabía que estaba perdido desde el momento en el que te vió llegar.

Había escuchado a sus superiores hablar sobre una nueva integración en la unidad policial, un teniente recién trasladado y con experiencia. Eso es lo que decían.

Pero se esperaba de todo menos a una hermosa mujer llegar a la estación policial ─ aquellas botas que muchas veces daban fuertes pisadas en el suelo se veían tan ligeras mientras caminabas, y aquel uniforme anticuado lo vestías como la más bella de las prendas.

Era cómico como casi salían corazones de los ojos de Leon mientras te veía pasar, su corazón latiendo como si hubiese corrido una maratón mientras sus manos sudaban de forma extrema al ver cómo le estrechabas las manos al jefe de policía y su grupo.

Fue iluso de su parte esperar un saludo, pues apenas era un novato con un par de semanas en la estación; pero aquella mirada de un milisegundo que le diste fue más que suficiente para tenerlo flechado desde entonces.

El jóven sabía lo poco profesional que era enamorarse de un superior, y por un tiempo se sintió apenado por esto mismo ─ cómo es posible que, sin cruzar una sola palabra, lo tenías comiendo de tu mano?

Quería acercarse, conocerte más o al menos coincidir en algún punto para poder hablarte, pero se veía incapaz de hacerlo; Kennedy no era conocido por sus habilidades sociales, de eso estaba seguro.

No era alguien tímido, sino que la mayoría de veces era.. Incómodo. Realmente no sabía cómo responder a situaciones sociales básicas, y siempre todo terminaba siendo incómodo con él.

Sin mencionar sus chistes. Por favor, no mencionen sus chistes.

En conclusión, Leon no sabía cómo acercarse sin volver las cosas incómodas o sin arruinarlas por completo. Así que tenía que averiguar alguna forma de hacerlo.

Y qué mejor que llevandote café en las mañanas?

Le encantaba escuchar aquel "gracias" adornado por una sonrisa pequeña cuando te entregaba la taza de café, y cada vez que lo hacías sus mejillas se enrojecían de un color carmesí y una boba sonrisa se hacía lugar en sus labios.

Pero bien sabía que todas tus palabras eran solamente por educación, para no herir los sentimientos de aquel novato que parecía no poder despegarse de tí.

Aquello era frustrante para Leon, viendo como todos los demás recibían el mismo trato, viendo como también le dabas esa sonrisa a cualquier oficial que te dijera algo amable; ¿porqué no podías tan sólo guardar esas cosas para él?

Él reservaba sus mejillas rosadas solo para tí, también aquellas sonricitas y las tazas de café.. ¿Porqué no podías hacer lo mismo?

Lo único que pedía era un poco de exclusividad, algo tuyo que mantener que solo fuera de él. Pero eso parecía no importarte, y mientras tú mantenías su corazón entre tus pertenencias él no tenía absolutamente nada.

Pero Leon estaba decidido a cambiar las cosas, a hacerte ver lo bueno que podía ser, que era mucho mejor que los demás y que sólo él era digno de cualquier trato que tu divino ser podía dar.

Podía ser tu pequeño secreto, si así lo deseabas.

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⏰ Última actualización: Jan 31 ⏰

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