❛ 𝗡𝗬𝗠𝗣𝗛𝗢𝗠𝗔𝗡𝗜𝗔𝗖 ❜
❝un vampiro y una adicta al sexo, no puede ser tan malo...❞
en donde 𝗲𝗱𝘄𝗮𝗿𝗱 𝗰𝘂𝗹𝗹𝗲𝗻 está
a punto de perder la cabeza
por la llegada de 𝗶𝘀𝗮𝗯𝗲𝗹𝗹𝗮 𝘀𝘄𝗮𝗻
y el delicioso aroma de s...
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nymphomaniac, chapter seventeen !
threatening wolves. . .
CARLISLE CULLEN SEGUÍA siendo tan amable y respetuoso como la primera vez, y Selena no podía evitar sentirse incómoda con el vampiro mayor porque ella nunca había conocido a un padre tan misericordioso.
Por supuesto, Selena nunca admitiría que estaba incómoda, y mucho menos porque Carlisle Cullen era demasiado bueno para ser verdad, pero el líder del Clan Cullen era un buen modelo de lo que se suponía que su padre debió ser.
Sin duda, incómodo, sobre todo cuando Edward podía leer su mente.
—Selena, qué bueno verte de nuevo —Carlisle se apresuró a recibir a la susodicha dentro de su oficina, asombrando a la susodicha con la peligrosa combinación de sus ojos dorados y su cabello rubio una vez más—. Edward comentó que necesitabas hablar algunas cosas conmigo —como siempre, Carlisle era un buen servidor.
Selena miró a Edward por un segundo, luciendo indecisa, y el cobrizo le devolvió la mirada, animándola a confiar en su padre adoptivo.
—Bueno —Selena comenzó cautelosamente, su mirada recorriendo todas las posibles antigüedades que había en la oficina de Carlisle—, obviamente sé que eres un médico —Carlisle asintió y Selena se apresuró a continuar—, así que me pregunté si, por casualidad, también eras un psicólogo...
Selena fue lo suficientemente observadora como para notar la mirada que Edward y Carlisle compartieron después de que pronunció sus palabras.
—Tuve muchos años para estudiar, es cierto —Carlisle pareció igualar la cautela con la que Selena le habló en un principio—, por lo que, sí, logré sacar mi licenciatura en Psicología. Pero, sucede que, bueno, no pude ejercerla mucho a través de los años.
Por supuesto, aquel detalle no le importaría a Selena, quien se había emocionado inmediatamente con la confirmación de que Carlisle Cullen era un psicólogo también, porque entonces ya no tendría que sufrir sesiones de charlas insufribles con un doctor cualquiera.
—¡Perfecto! —Selena sorprendió a los dos Cullen cuando ella sonrió contenta de repente—. Resulta que necesito un psicólogo que pueda... ayudarme con mis problemas —la pelinegra de flequillo escupió las últimas palabras con claro disgusto—, debido a que es un requisito para que, aparentemente, pueda seguir libre y no me internen de nuevo en una clínica psiquiátrica. ¿Bastante exagerado, no lo creen? Bueno, así son los doctores. No sé de qué se preocupan, si yo nunca le haría daño a nadie.
