Capítulo 3

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La suavidad y frescura de mi cama abrazó mi sentido del tacto mientras recobraba la consciencia. Estaba cómoda y mis gemidos contra la almohada lo demostraban. No quería levantarme, pero mi vejiga estaba a punto de explotar y mi estómago gruñía por comida.

Me levanté prácticamente a regañadientes y después de resolver esos asuntos ya no pude volver a dormir, por lo que me quedé usando mi teléfono durante un rato.

Tenía mensajes de Ellie diciéndome que al final todo había salido bien con Frank y pudieron hacer que subiera sano a su apartamento. A su vez el chat grupal estaba por explotar ya que al parecer todos estaban emocionados por la fiesta de esta noche.

Ni siquiera podía pensar en fiesta después de todas las cosas que pasaron anoche, en especial después de lo último con Rodrigo; el hombre era tan detestable que sólo pensar en él me ponía de mal humor. Mas el mal humor quedó un poco en segundo plano al tener una llamada entrante de mi rubia amiga. 

¿No tienes resaca? —su voz casi en agonía me recibió.

—Ya te lo he dicho, no me da resaca. Sólo estoy algo cansada.

Eres tan afortunada... Fran está a punto de morir y aún así quiere ir a la fiesta de esta noche. Tú vendrás, ¿verdad?

—Eh...

Joy...

—Les dije que me tomaría unos días, además salí con ustedes ayer y tú estás que ni puedes hablar bien.

Sí, lo sé pero es Halloween y serás mi única amiga allí.

—Andy también estará.

Ella no cuenta, estará toda la noche pegada a Román y lo sabes.

—¿Qué hay con mis tareas? —ese era mi último recurso.

Sabía que de todos modos terminaría accediendo pero no me rendiría fácil. En parte era débil por mis amigos, y esa era otra de las razones por las que me quería tomar un tiempo; venía cediendo demasiado y aquello me estaba afectando. Aún así suponía que un último esfuerzo -en especial para una fiesta de Halloween- no sería gran cosa.

Te conozco, Joy. No habrías salido ayer si en verdad no pudieras y lo mismo pasará hoy. Son las doce del medio día y quedamos de reunirnos a las ocho. ¡Tienes ocho horas! Ouch, mi cabeza.

No me molesté en contener mi risa.

—Veré que puedo hacer, Ellie.

Tomaré eso como un sí~ —canturreó y soltó unas risitas antes de colgar.

Llené mis pulmones de aire y solté un profundo suspiro mientras volvía a dejarme caer sobre la cama.

——— × ———

Eran las cuatro de la tarde y yo aún seguía en mi escritorio, avanzando tanto como podía en mis deberes. Esto era lo que ocurría cuando no podía decir que no.

Necesitaba una pausa, por esa misma razón tomé mi teléfono para ver qué decían en el chat grupal. Aún no le había dicho a nadie que había cambiado de opinión. Fue entonces cuando un mensaje de Evan llamó mi atención.

Evan: La mitad del dinero se me irá sólo en taxi. No estoy seguro de si iré.

De inmediato vinieron a mi mente sus mensajes rogando porque fuera a la fiesta. Me había olvidado por completo de contestarle y después de recordar que él vivía cerca de mi casa, una idea empezó a formarse en mi cabeza. Rápidamente comencé a teclear.

(Respondiendo al privado) Yo: Si quieres nos vamos juntos y regresamos igual.

Su respuesta no tardó mucho en llegar.

Nuestro segundo primer Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora