Capítulo 2

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El resto del día me fue casi imposible ocultar el bajón de ánimos, más de nuestros amigos habían llegado y un par lo había notado, aunque pude hacerles desistir cuando respondí que sólo estaba agobiada por las tareas. Aquello tampoco era mentira, tenía un examen práctico de contabilidad que me estaba volviendo loca. Había optado por administración creyendo que habrían pocos números pero, oh mi Dios, que equivocada estaba.

Cuando el reloj dio las tres de la tarde decidí finalmente irme a casa. Sentía que el cerebro me explotaría y no tenía muchas ganas de socializar, por lo que quise irme antes de arruinar el ambiente. Me despedí de todos los que estaban allí pero de camino al metro me encontré con Fran y Ellie, una pareja no muy convencional.

—¿Ya te vas? —el puchero de Ellie me hizo reír un poco.

—Sip —acentué la última letra con mis labios—, tengo bastante tarea y estoy muy cansada.

—De acuerdo, pero mañana no te me escapas, tenemos mucho con que ponernos al día. Oh, ¿por qué no vienes a casa de Fran después de tus clases?

Como había dicho, socializar no era lo que más quería ahora.

—Te escribiré mañana para decirte si iré o no, si no logro avanzar no creo que lo logre.

—Está bien, está bien. Tú sólo dime, un descanso no te vendría mal de vez en cuando.
Yo le sonreí en respuesta y continué caminando hasta la parada del metro. Una vez allí me decidí; saqué mi teléfono y abrí el chat grupal.

Yo: Chicos, sólo es para dejarles saber que estaré unos días sin pasar por nuestro lugar después de clases. Por favor no se maten entre ustedes.

La única razón por la que avisaba era porque así lo había pedido Román en el pasado. Como todos solíamos vernos casi todos los días nos pedía que avisáramos si no íbamos a ir para que el resto no se preocupara.

Mi teléfono sonó con un mensaje en respuesta.

Evan: ¿Por qué? ¿Todo bien? :(

Yo: Sí, babu, todo bien, tranquilo <3 Sólo les avisaba porque así lo pide Román.

Román: Unos días. Joy mañana: CHICOS, VOLVÍ

Andy: Jajajaja.

Más tarde sabía que Manuel me querría interrogar justo antes de decirme en qué había quedado todo el asunto de Román y Andy pero ya me daba una idea. No había manera en que ella le terminara.

Como sea, llegué hasta la última parada y tomé el autobús que me dejaba cerca de mi casa para continuar mi camino hacia allá.

Llegué en cuestión de minutos y aprecié la calma del lugar ya que mis hermanos no habían llegado de la escuela. Me preparé algo rápido para comer y me senté en el escritorio para continuar la tarea.

——— × ———

Había perdido tanto la noción del tiempo que ni siquiera me di cuenta que me había perdido mirando la hoja durante Dios sabrá cuánto tiempo, fue sólo la vibración de mi teléfono que me trajo de vuelta.

Manuel: Todo bien pero al menos a mí dime el por qué. Y gracias.

Yo: Tranquilo, dije que todo estaba bien.

Manuel: Y no vengas a decir algo como tranquilo, todo está bien.

Ya era muy tarde.

Manuel: No lo está porque sino no te irías unos días así de la nada.

» ¿Quieres explicarme, bebé? Porque eso está muy raro.

Yo: Te dije que estoy bien, si algo pasara sabes que te lo diría.

Nuestro segundo primer Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora