Jeonglix

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Felix es un alfa muy servicial.

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Su celo parecía estar cada vez más cerca, sus instintos le decían que necesitaba más y que nunca era suficiente.

Nunca era suficiente porque necesitaba estar lleno del semen de todos sus alfas.

Su omega rogaba por estar muy lleno y embarazado de todos ellos.

Y no entendía porque este tardaba tanto en llegar, solo quería acabar con su interminable calor.

Necesitaba...

Solo quería ser follado.

Incluso mientras intentaba distraerse con otras cosas terminaba pensando en ello y dejando de lado cualquier cosa que no fueran sus alfas y lo mucho que los deseaba. Su vientre ardía de ansias como si hubieran pequeñas mariposas revoloteando en el. Un hormigueo constante crecía en sus piernas en cuanto percibía el olor de sus novios y estaba al borde de las lágrimas solo por lo mucho que los quería.

Había estado perdido en sus pensamientos e intensos deseos cuando alguien tocó a su puerta. No tuvo necesidad de preguntar de quién se trataba cuando aquel olor característico le golpeó. Este se trataba de una mezcla de azucar tostada y una tarde soleada bajo el sol.

—Lixie. —chillo feliz al ver a su rubio alfa entrar a la habitación después de obtener su permiso.

El alfa llevaba un hoodie suelto y cómodo junto a un short de basket, seguramente no había salido de casa en todo el día. Se veía tan reconfortable, que Jeongin quería dormir abrazándolo.

Felix no se acercó a su lado como habría esperado por lo cual lo observó confundido, y ahora que lo detallaba bien, el alfa tenía ciertas cosas ocultas en sus manos que no comprendió del todo. Ladeó su cabecita a un lado, confundido por ello. Felix dio dos paso largos llegando casi a su lado pero sin acercarse del todo. Actuaba extraño y ahora que podía olisquear mejor su olor, noto una nota picante en él.

Lujuria.

Nerviosamente apretó sus manos en su regazo, un naciente picor creciendo entre sus piernas. Se sentía demasiado susceptible.

—¿Q-que sucede, alfa? —preguntó con timidez. Un sonrojó formándose en sus mejillas ante la mirada divertida del rubio notando claramente su problema.

—Quiero que juguemos algo, bebé. —la voz ronca le provocó un salto a su corazón.

Su pulso tembló y su coño se humedeció tanto que traspasó sus bragas.

Jeongin se enderezó en su lugar tratando de calmar sus temblores, abrazo sus piernas desnudas y miró al alfa con algo de confusión, sus ojitos yendo curiosamente de su rostro a lo que escondía en sus manos.

—¿Qué tipo de juego? —se obligó a hablar con una pesadez en su pecho que lo hacía sentir lento y aturdido.

Felix finalmente se acercó, subiéndose a la cama y abriéndose paso entre sus piernas sin ningún problema. El alfa lo tomó de las manos y en movimientos dulces le hizo soltar el agarre en sus piernas para así obligarle a abrirlas. Jeongin obedeció con la vergüenza picándole acaloradamente. Consciente de que su excitación era notoria para el hombre y ahora a esta cercanía lo era mucho más. Al buscar sostener sus manos, Felix olvidó las cosas que había traído a un lado de la cama dejando que él omega pudieran echarle un mejor vistazo.

—¿Qué es? —preguntó frunciendo el ceño al no comprender del todo el contenido en las bolsas.

Félix estaba muy cerca de su rostro y eso lo agitaba aún más.

El alfa sonrió y llevó una mano hasta su mejilla. —¿Te pone nervioso?

—No. —titubeo. Parpadeo e intento mirar a otro lado que no fueran los ojos inquisidores del alfa pero este no se lo permitió aún presionando por una respuesta. —N-no lo sé. —susurro atrapando su labio inferior entre sus dientes.

Mixtape | skz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora