Monotonía, esa era la palabra perfecta para describir mi vida. Ustedes se preguntarán ¿por qué? Pués déjenme les cuento.
Vivía con mis padres en una casa situada en el centro de Bogotá y estudiaba en una escuela cerca de mí residencia.
Mis días se basaban en ir a la escuela y de allí regresar a casa o asistir a una de las típicas reuniones de gente con bastante plata o como decían mis papás, de mi mismo nivel, aunque para mí eran personas estiradas y materialistas, claramente nada que ver conmigo.
Un día mientras salía del colegio, decidí romper un poco mi rutina y desviar mi camino a un parque que estaba cerca de donde estudiaba.
Al llegar, observé a unos chicos jugando fútbol y se notaba que se estaban divirtiendo muchísimo; la verdad es que por alguna vez en la vida quería ser un joven normal de 15 años, así que sin pensarlo dos veces me acerqué hasta ellos para ver si me dejaban jugar pero como iba algo distraído pensando en que mis papás me iban a matar por llegar tarde a casa, no me di cuenta de que estaban bastante más cerca de lo que creía, así que al dar unos cuantos pasos al frente, me choqué de lleno con la espalda de un chico un poco más alto que yo.
Me disculpé bastante apenado, el se volteó y en cuanto lo hizo, me topé con unos ojos cafés, los cuales me devolvieron la mirada al instante.
Por instinto retrocedí unos pasos ya que estábamos tan cerca que podía sentir que su respiración agitada, supongo que de tanto correr se mezclaba con la mía y para ser sincero, eso me estaba poniendo un poco nervioso, aunque no sabía muy bien el porqué.
Ambos nos quedamos frente a frente, solo mirándonos sin decir absolutamente nada, hasta que de pronto alguien gritó ¡Isaza! Y cuando él se volteó , esa misma persona lo empujó haciendo que él me empujara también a mí cuando intenté sujetarlo para que no se cayera y así fue como ambos caímos al suelo y cuando intentamos levantarnos, perdimos el equilibrio y volvimos a caer, esta vez yo sobre él.
Cuando por fin nos logramos poner de pie salí corriendo después de disculparme por segunda vez en el día y no me detuve hasta llegar a mi casa.
Esa tarde sin duda fue diferente, no solo por el hecho de que por fin había roto mi patética y aburrida rutina, si no que al entrar a la casa noté que mys papás no estaban y eso definitivamente era muy extraño, pues, ellos siempre me esperaban para ir juntos a comer a casa de sus amigos pero ese día no pasó y lo único que encontré en casa fue una nota pegada en la nevera que decía que habían salido y que no los esperara para cenar porque no llegarían.
Decidí no darle mucha importancia y subía mi habitación para hacer mis tareas, mas en cuanto me senté en mi escritorio, vi que allí estaba una carpeta con algunos papeles y cuando los revisé, me di cuenta de que mis papás me habían cambiado de escuela ya que decían que lo mejor para mí era estudiar en una en la que no estuvieran personas que según ellos eran unos delincuentes.
Al principio estaba muy enojado por esa decisión pero ese enojo no me duró mucho, pues al día siguiente cuando entré, me fijé que allí, en la puerta estaba ese chico del parque al que había chocado ayer por accidente.
Tímidamente me acerqué hasta él para pedirle que me ayudara a ubicar mi salón y cuando me llevó, noté que íbamos a estar en el mismo.
Fueron pasando los meses y con Isaza nos habíamos vuelto más unidos, aunque obviamente yo había desarrollado sentimientos hacia él; no obstante, nunca había sido capaz de decirle nada por miedo a que me rechazara y nuestra amistad se acabara por mi culpa si es que él no sentía lo mismo.
Llegó el gran 14 de febrero, el día más importante para muchos pero no para mí, porque la verdad es que en ese momento no estaba para nada feliz porque mi última relación había terminado justo ese día, por lo tanto, esa fecha me traía muy malos recuerdos, hasta ese año.
En ese colegio había una tradición , la cual consistía en que los estudiantes le dejaban notas en el casillero a sus amores, ya sean platónicos o reales y al final del día el estudiante que tuviera más notas, debía tomarse una foto con dichos escritos y obviamente subirlas a las redes sociales y etiquetar a toda la clase; cada Post debía tener como pie de foto el mensaje de la tarjeta. Cabe acotar que el procedimiento debía ser exactamente el mismo con todas y cada una de las notas que tuviera pero ese año la tradición cambió.
Esa mañana, todos estábamos en la cafetería, la cual tenía un escenario gigante cuando de repente Juan Pablo Isaza subió a él y se puso a cantar.
A la mitad de la canción, el ojos marrones me hizo señas para que me animara a cantar con él, a lo cual por supuesto no me pude negar pués amaba cantar; además esa me pareció una buena opción para decirle lo que sentía sin ponerme en evidencia pero él tenía otros planes.
La canción terminó e Isaza tomó mi cara entre sus manos y finalmente me plantó un beso frente a todos los que estaban allí.
¡Te amo! En realidad desde siempre te amé... y... y me daba miedo decírtelo pero hoy tomé valor de no sé dónde para decirte lo que realmente me pasa cada vez que te veo porque... ¡porque ya no puedo seguir siendo tu amigo!. No lo podía creer, Juan Pablo Isaza Piñeros me había declarado sus sentimientos frente a toda la escuela y claramente todos esperaban mi respuesta, la cual obviamente fue que también lo amaba.
Reafirmamos esa declaración con un beso y todos los presentes nos aplaudieron y nos felicitaron.
Desde ese día la nueva tradición de cada 14 de febrero en el colegio era hacer un concierto en pareja frente a toda la escuela y elegir a una para que nos representara en los Intercolejiales cada año.
Isaza y yo nos graduamos al año siguiente pero sabemos que todavía siguen haciendo lo que nosotros empezamos.
En cuanto a nosotros, aún seguimos juntos y cinco años después decidimos casarnos justamente un 14 de febrero para recordar esa fecha tan especial en la que todo comenzó.
Relato dedicado a MiguelMartinez924

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relatos del corazón (isamil)
Hayran Kurguacá tienen algunos relatos que pasan por mí cabeza. como lo dice el título los relatos tendrán como protagonistas a Juan Pablo villamil y Juan Pablo isaza de morat, Así que espero que les guste.