Capítulo 5

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THOMAS

Los primeros rayos del sol entran por la ventanilla empapándome el rostro con su luz.

Escucho la conversación de mis acompañantes sin entender una sola oración, mis pensamientos no me permiten entender ninguna de las palabras que salen de sus bocas.

Paso las manos por mi cara cuando los pensamientos recorren mi mente que en este momento no se encuentra muy cuerda.

Tomo los documentos que me entrego el detective que contrato David.

Reviso los datos y fotografías que están dentro del sobre, le doy la información a Mike donde está la dirección para que cuando aterricemos me lleve directo allí.

Veo las fotografías donde está una mujer de mediana edad con un bebé en sus brazos, en ninguna de ellas sale, su rostro siempre está de espaldas.

Algo en mi pecho se comprime dificultándome respirar con naturalidad, no puedo negarlo, estoy nervioso por conocerlo,

Ha pasado más de un mes desde que me entere de la posibilidad de ser padre y un mes exacto desde que le pagamos una enorme cantidad a su pediatra para sacar una muestra de ADN.

Los resultados llegaron hace dos días con el resultado que aunque me niego a admitir en voz alta, por dentro me hace sentir cosas que no imagine.

David insistió en acompañarme al principio me negué, pero es lo mejor, no quiero enfrentarme a esto solo.

Desde la distancia me lanza miradas fugaces, vino por mí, pero también vino por ella, le guarda cariño y no solo por los lazos de sangre.

No le haré nada, ni siquiera quiero verla.

El sobrecargo nos avisa que aterrizaremos en veinte minutos y mi corazón comienza a palpitar con más fuerza.

Al salir del aeropuerto dos autos nos esperan, en uno sube David y el otro espera por mí.

Nos hospedamos en un hotel de lujo en el centro de la ciudad cerca de donde se encuentra el apartamento donde viven.

David me acompaña y Mike nos muestra el camino, él acompañó al detective que recabo la información.

A medida que caminamos a mi cuerpo se le dificulta avanzar al mismo paso que ambos hombres, David lo nota, pero no dice palabra alguna solo coloca su mano sobre mi hombro.

A lo lejos reconozco el lugar, Mike se adentra mientras nosotros esperamos a que hable con el portero, le entrega un fajo de billetes y la puerta se abre.

Sin decir lo que quiero saber Mike me confirma que no se encuentra en el lugar.

No quiero verla.

En estos momentos siento que no existe otra persona en la tierra que deteste más que a ella.

Subimos al ascensor para llegar al cuarto piso, los segundos se me hacen minutos, las luces me encandilan la vista y el abrigo me pesa.

Mi escolta abre la puerta con la llave que le dio el portero, el lugar está en completo silencio, todo está ordenado, es pequeño, pero de lujo.

La mujer de las fotos sale con comida en sus manos y se sorprende al vernos antes de que pueda gritar Mike se pone el dedo en la boca a la vez que le muestra su arma sin sacarla de su cinturilla.

Asiente con los ojos como platos.

-¿Quiénes son ustedes? –Tartamudea.

-¿Dónde está? –Pregunta ignorando lo que dijo.

VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora