Capítulo 10

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VICTORIA

Hace diez días que estoy viviendo en la casa de Thomas. Estoy muy feliz de estar con mi hijo, a pesar de tener algunas limitaciones para estar con él, no me importan, me siento plena estar a su lado.

A Thomas casi no lo veo, solo escucho como se altera cuando las cosas no se hacen como él quiere.

Cristina, la niñera, me contó que durante el tiempo que estoy fuera llega para estar unos momentos con mi hijo y hace lo mismo por las noches.

Es un buen hombre y es un buen papa, mi hijo es muy afortunado de tenerlo.

Hace algunos días inicié a trabajar con David, me contrato como asistente, pero mi jefe enfermo durante un viaje y ahora me encargo de realizar su trabajo.

La secretaria me odia, debe pensar que conseguí este trabajo por los medios incorrectos.

No conoce mi relación con David y no pienso aclararlo, ella no es nadie.

Veo la hora y es momento de salir, acomodo algunos papeles y tomo mis cosas, veo por la ventana y maldigo en voz baja.

Está lloviendo, tengo que buscar un taxi, mi auto aún se encuentra en el apartamento, no he ido porque no tengo un lugar donde dejarlo.

Camino colocándome el abrigo, me despido de algunos durante el camino.

-Victoria. –Escucho mi nombre a lo lejos.

-Hola David.-Sonrió mientras se acerca a mí.

-Ven conmigo, te llevo. –Camina junto a mí.

-No te molestes, iré en taxi. –Trato de girarme, pero me detiene con la mano.

Posa su mano en mi espalda baja para guiarme hasta el estacionamiento de la empresa.

Llegamos y los guardias nos saludan.

En el trayecto no hablamos mucho, le conté como me había adaptado fácilmente, de lo mucho que me gustaba mi trabajo y no mentía, de verdad me gusta trabajar para él.

Al llegar a casa, corro en su busca de mi hijo, lo extrañé todo el día.

Le cuento lo que hice durante el día, él parecía que prestaba atención a todo lo que decía, es tan hermoso, me siento tan completa cuando estoy con él.

-¿Le preparo la cena? –Pregunto Rita al entrar.

-No, gracias, cenaré después.

Se fue después de asentir.

Fui a buscar algo de comer, era casi media noche, la mayoría de las luces estaban apagadas, solo unas pocas iluminaban el lugar con una luz muy liviana.

Vi una sombra de un hombre sentado en uno de los sillones de la sala, las manos me temblaban del miedo, no pareció prudente averiguar de quién se trataba, solo corrí a la cocina.

Tome un vaso de jugo, era muy tarde para cenar algo, no podría dormir nada después de comer.

Me senté un momento mientras bebía el contenido del vaso.

Thomas entró y se dirigió al refrigerador para tomar un poco de agua, me levanté con lentitud para salir de ahí, volteo a verme, pude ver en sus ojos el desagrado que le provocaba verme.

Avanzo hasta quedar en medio de la salida.

-Prepárame algo de comer.

-No. –respondí inmediatamente, no me molestaría hacerlo si nuestra situación fuera distinta.

-No era una pregunta, es una orden.

-No. Repetí. – ¡No soy tu sirvienta! –Espete.

Su objetivo es demostrar cuan poderoso es.

VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora