VICTORIA
Estoy sentada sobre mi maleta a las afueras del aeropuerto de Varsovia, está helado, no puedo mover las manos del frío que hace, tengo los ojos hinchados de tanto llorar, me duelen, me es difícil mantenerlos abiertos de lo irritados que están...
Algunas personas me ven de reojo, supongo por la cara que tengo, parece que voy a un velorio, mi atuendo completamente negro ayuda esa teoría, saco mis gafas de sol, las coloco y saco una liga para agarrar mi cabello. Quiero verme un poco decente.
Estoy cansada, muy cansada, solo quiero tirarme en una cama y llorar hasta no poder más, lo necesito, debo sacar todo el dolor y frustración que llevo por dentro.
No merezco esto, él tampoco, no quiero ni imaginar cuanto me odiara después de esto.
Alzo la vista y ahí está, bajando de un auto junto a otra persona que reconozco de aquel día en aquella cafetería. Me ve y aumenta la velocidad con la que camina, antes de llegar a mi lado, me levanto lentamente como si no tuviera fuerzas, abre sus brazos y corro hacia él sintiendo ese abrazo tan reconfortante.
Félix.... Mi amigo, Félix, está salvándome como la primera vez, siendo la persona que me ayuda a sobre los momentos amargos de la vida.
Lloro tanto que me cuesta respirar, él también lo hace.
Me limpio las lágrimas con los dedos, se separa y veo a su novio brindándome una pequeña sonrisa que intento devolver en vano.
-Vámonos. –dice mientras toma mi mano para llevarme al auto, el rubio toma mi maleta y la mete al auto.
Subo a la parte trasera y Félix en el asiento del copiloto.
Agradezco el silencio que inunda dentro, no tengo fuerzas para tener una conversación.
Llegamos a una enorme casa en la cima de una colina, se ve que es una zona exclusiva, Félix no mintió, Jesee es rico, espero no termine como yo, el poder que tienen las personas adineradas es algo inimaginable para personas como nosotros.
Bajamos e intento ir por mi maleta, pero me detiene.
-Yo lo hago.
-Gracias –susurro.
Me acerco a mi amigo y murmuro para que nadie nos escuche. –La casa es enorme. –Voltea a verme y con una media sonrisa responde, -Sí.
Entramos en silencio y me conducen a una de las habitaciones de la planta baja.
-Esta es tu habitación. –Gracias Jesee, haré todo para no ser ninguna molestia.
-Esta es tu casa, los amigos de Félix también los considero mis amigos. –Lo dice mientras coloca su brazo en la espalda de mi amigo.
-Muchas gracias, buscaré un lugar cuanto antes.
-No hace falta, la casa es grande, puedes estar aquí todo el tiempo que necesites, todos los meses que necesites. –Voltea a ver a Félix, hace lo mismo conmigo. –Me retiro, que descanses, -Dice antes de irse.
Vuelve a abrazarme, nos quedamos en la misma posición durante unos minutos.
-Deberías descansar o llorar, lo que te haga mejor, saca todo lo que tengas, hablaremos cuando quieras, tomate el tiempo que necesites y búscame cuando te sientas lista.
-¿Crees que me esté odiando mucho?
-Si, ni siquiera soy capaz de imaginar todas las mentiras que le dijo esa bruja.
-Siento que me hago pedazos, pero saldré de esto, sé que puedo, el tiempo me ayudara.
-Lo harás y yo estaré aquí para ti.
ESTÁS LEYENDO
Victoria
Roman d'amourVictoria es obligada a alejarse de su novio y a ocultarle su embarazo, pero cuando un viejo amigo de su familia la descubre en Francia su exnovio la acorrala como castigo.