Capítulo 4

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DAVID

Estoy recostado sobre uno de los sillones del patio trasero de la casas de nuestra familia en Chicago, es enorme, espero ser a quien se la dejen en el testamento, aunque viéndola bien es muy grande, el mantenimiento debe ser exorbitante que se la quede Jack.

Tengo una maldita resaca, regresamos de madrugada, parecemos pubertos bebiendo y metiéndonos con cuanta mujer se nos atraviese. Jack está en el sillón frente a mi como un zombi con lentes, no habla, no parece él.

Pateo el sillón provocando que caiga de el.

-¿Qué te pasa imbécil? –Thomas se ríe. –Otro que parece un zombi con tremendas ojeras. Jack se levanta y vuelve a la misma posición de antes.

-Es el cumpleaños de la abuela, no podemos faltar.

-¿y yo? -¿Qué hago aquí?

-Eres mi dama de compañía, ya eres de la familia. –Lo veo levantar las cejas por encima de las gafas oscuras.

-Extraño seria que no estuvieras aquí. –Interviene Jack.

Nos incorporamos cuando los invitados comienzan a entrar en el enorme jardín, la abuela se pavonea como solo ella lo sabe hacer, es hermosa, la edad no le afecto en nada, con tan solo verla se puede deducir lo despampanante que fue en su juventud.

Entra el tío Alexander lo primero que hace es buscar a la abuela, ella lo ve y camina hacia su dirección, se adoran.

Miembros de familias importantes nos saludan y nosotros tratamos de adivinar quienes son, fingimos recordar a unos, otros si son rostros conocidos.

-Solo mujeres viejas vinieron.

-Cállate Jack.

-Estas mujeres tienen más dinero que nosotros. –Susurra Thomas.

-¿lo crees?

-Maldita sea cállate, deja la imprudencia, pueden escucharnos.

Bufa.

La noche cae y no puede haber fiesta más aburrida. Parece que la única conversación que existe es de quien tiene más que el otro, para cerrar la fiesta con broche de oro alguien está tocando el piano.

-Estoy a nada de quedarme dormido.

-¡Niños! -¿Cómo están?

Nos saluda Fabio, ha sido amigo de nuestra familia y de los padres de Thomas desde antes de que cualquiera de nosotros viniéramos a este mundo.

-Fabio –Le tiendo la mano. –No sabíamos que vendría, pensamos que estaba de luna de miel.

-Lo estaba, vine con mi esposa. –Señala a la impresionante mujer 20 años menor que él. –Regresamos anoche.

-Es hermosa, con todo respeto.

-Lo sé, por eso me case con ella.

-Desde acá puedo ver que ella se casó por amor. –La señala Jack. –Thomas y yo no sabemos que decir por lo que actuamos como si no lo escucháramos.

-Ya hablaremos cuando tengas mi edad. –Le dice a la vez que extiende su mano para saludarlo.

-¿Ya tienes novia o novio?

-Novio. –Respondemos al mismo tiempo.

-Cuando la traiga a una reunión seré la envidia de todos.

-No te tardes o primero tendré Alzheimer.

Todos reímos menos mi primo.

Pasa de largo para saludar a Thomas.

-¡Thomas! ¿Tu padre esta aquí? –Ve hacia los lados.

VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora