Capítulo 12

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VICTORIA

Escucho el sonido de las gotas de lluvia golpea el cristal de la ventana.

Masajeo mi cuello esperando que la reunión no tarde una hora más.

David delega las tareas como de costumbre, todos prestan atención mientras yo me dedico a observar el horizonte.

Disimuladamente, observo mi muñeca, casi las nueve de la noche.

Cuando la reunión acaba todos salen, yo espero a que salga la mayoría.

-Vienes conmigo. –Dice sin levantar la vista de su computadora.

-Gracias. –Respondo sentándome de nuevo.

Sostiene la puerta para mí cuando salimos de la sala de juntas, todos se han ido, solo la seguridad del lugar ronda por los pasillos.

Muero de sueño.

-¿Qué haces aquí? –Habla David.

Levanto la vista de mi teléfono.

-Tenemos que hablar. –Dice evitando con la mirada, como siempre.

-No tardaré. –Me dice antes de ir detrás de él.

Estoy tan cansada que salgo en busca de un taxi. Al tocar la acera veo a Mike parado con otros hombres de los que no recuerdo el nombre.

-Hola. –Murmuro pasando a su lado.

Me da una inclinación de cabeza a modo de saludo.

Me acerco a la orilla de la carretera lista para atrapar al primer taxi cuando Mike se acerca a mí.

-La llevaremos.

-No hace falta. –Menciono sin verlo. –Iré en taxi.

Escucho darle indicaciones a los de seguridad. Un taxi se acerca, pero es bloqueado por Mike.

Abren la puerta para mí. –No te metas en problemas por mi culpa. –Advierto.

-No se preocupe. -Me señala con la mano que entre a la camioneta.

Volteo la mirada hacia el edificio antes de subir a la parte trasera.

No lleva muchos minutos entrar en el sótano del edificio.

El elevador se abre dejándome adentro de la torre embrujada.

El lugar está desolado como si nadie viviera aquí, camino a la habitación de mi hijo con los tacones en la mano.

Gire la perilla para cerrar cuando la sombra de Rita me asusta, está sentada en el piso llevando una maleta.

-¡Rita! Me asustaste.

-Lo siento. –Me da una sonrisa de disculpa.

-¿Qué haces aquí tan tarde? –Camino hacia la cuna, está profundamente dormido, muero por tomarlo entre mis brazos y plantarlo muchos besos, pero no lo hago, no quiero interrumpir su sueño.

-Empaco ropa para el viaje.

-¿Qué viaje? –Cuestiono alarmada.

Se levanta para acercarse a mí, Rita no es una mujer que podría decir que es mi amiga, es muy reservado, aun así es buena y cordial conmigo a pesar de todo.

-El señor me pidió empacar ropa de su hijo para una semana, serán unos días en la cabaña.

¿Qué cabaña?

Vuelve a sus tareas de forma eficiente.

Lo agradezco, no sé qué decir, nadie me dijo nada, no sé por qué me sorprende, a nadie le importa mi opinión en esta casa.

VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora