Capítulo 2. Quizá sea la razón.

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─Disculpen, necesito hablar con ella –me tomo de la mano y me jalo con suavidad, acto que me hizo caminar a su lado y nos alejamos de todos.

Nos detuvimos no tan lejos de ellos y donde no había tanta gente. Soltó mi mano una vez que me recargue en la pared y nos miramos mutuamente en silencio por largos y extensos segundos. Hasta que el rompió el momento.

Te escuche hablar con Ney sobre mi ¿Qué es lo que me tenías que decir? Dilo, de verdad dime que es lo que ocurre –mencionó de repente mientras recargaba su mano en la pared a la altura de mi cabeza.

Pase saliva nerviosa. Era ahora o nunca. Inhalé varias veces y relamí mis labios. Aquí voy.

¿No lo notas? –me miro confundido y ladeo su cabeza hacía el lado izquierdo –... Me gustas, y sé que todo fue por un estúpido juego gracias a tus amigos.

No respondió nada, pero su expresión facial mostraba sorpresa al escuchar mi confesión.

Alce una ceja haciendo un ligero movimiento de mi cabeza de lado. Suspire.

─¿No dirás nada?... bueno, aquí se acaba la conversación y que te vaya bien en la universidad y espero de todo corazón que acabes la licenciatura –el tono de mi voz se fue haciendo más bajo, me aparte de la pared y di unos cuantos pasos dispuesta a irme, pero reacciono de manera inmediata.

Tomo mi antebrazo y me regreso a la posición en la que me encontraba anteriormente, pero esta vez me acorralo contra la pared. Sus ojos color avellana con destellos claros como la miel recorrieron todas las facciones de mi rostro; este sonrió y llevo su mano a mi mejilla.

Te miro y me arrepiento de lo que te hice pasar por ese estúpido juego, pero gracias a ello me di cuenta de algo –hizo una pausa y sin dejar de sonreír dijo –La realidad es que me ...

¡Biip, biip, biip! El estúpido ruido de la alarma, no otra vez. Desperté al escuchar el ruido tan molesto, saque mi brazo debajo de la colcha y lo estire tomando mi celular de la mesita de noche deteniendo el molesto ruido.

Me quede observando el techo de mi habitación, pensando en el sueño. Siempre pasa lo mismo, cuando está a punto de decirlo, yo despierto o vienen a despertarme. Pasados los minutos me levante de la comodidad de mi cama siempre poniendo el pie derecho primero sobre el frío piso. Y así comenzar mi día bien.

Fue extraño no escuchar ruido afuera, me puse las pantuflas para después salir, aún sigue dormida mi mamá y mi hermano seguramente se fue más temprano de lo normal a la escuela. Uno de mis perros se acercó para que lo acariciara, me agache y al poco tiempo se acercó la otra perrita y ambos les hice sus respectivos mimos como todas las mañanas.

─Livian ¿ya despertaste? –la voz de mi mamá me hizo mirar hacía la puerta de su habitación.

─Si, ¿quieres que haga el desayuno? –pregunté sin dejar de acariciar a mis perros, los cuales se acostaron para que les rascara su pancita.

─No, ya me voy a levantar, tu entra al baño y ya después haces el café mejor –respondió con su voz que se nota que acaba de despertar.

─De acuerdo –bajé la mirada a los caninos –Ya los consentí.

Tanto como ellos y yo nos enderezamos a las posturas normales, me di la vuelta y fui al baño para hacer mis necesidades para después lavar mis dientes y rostro.

Mis Sueños Me Lo Dijeron.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora