09 ; questions and interest

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—Aquí tienes—Murmuro Haberon alcanzándole una crepe de chocolate y fresa a Safihye, la chica le da una mordida, a ella se le iluminó la mirada.

—¡Esto es riquísimo!—Exclamó ella mirándolo al dueño del puesto, el cual sonrió con amabilidad.—¡Usted tiene talento!... Si tan solo me lo pudiera llevar a Oslipea...

—Ya es el quinto puesto donde dices eso—Haberon río con suavidad tomando su mano y alejandola de ahí—¿Tan mala es la comida allá?

—La comida de Oslipea es un manjar de los dioses, pero no vendría nada mal alguno de los postres de Arbezela.

El pelirrojo solo la mira en silencio caminando a su lado, la tarde con Safihye había sido más agradable de lo que había pensado. Y aunque la princesa de Oslipea a veces demostraba ser igual de fría que un témpano, se las arreglaba para seguir cautivando al segundo príncipe.

¿Llamaban la atención? Si, tal vez un poco, más que nada por la presencia de Haberon que la de la propia Safihye, quiero decir, no todos los días se le ve a uno de los príncipes caminando con tranquilidad en el pueblo junto a una dama encapuchada.

[. . .]

Jade ya se quería ir de ahí. Llevaba más de una hora junto a Cahil en el pueblo y el príncipe lo único que hacía era pararse en cada puesto que veía, no importaba que fuera era obligatorio que Cahil parará e hiciera mil preguntas a Jade sobre todo.

Era molesto pero igualmente lo entendía, según Oslipea había estado cerrado desde hace 60 años y muy pocos eran los que poseían el privilegio de salir. En los ojos de Jade, Cahil era un ave que finalmente había logrado escapar de su jaula y descubría el mundo a su ritmo.

Después de lo que para Jade fue una hora interminable terminaron en el puesto de una mujer que vendía las tan importantes acuarelas, mientras Cahil se encargaba de comprarlas Jade se dio el lujo de fijarse en los alrededores de aquel puesto callejero y de las personas que pasaban.

En la distancia pudo ver una cabellera anaranjada que estaba seguro que había visto en algún lugar antes...

—¡Ya las tengo!—Informó Cahil con una sonrisa y una bolsa en sus manos.

—Bien, larguemonos de aqui.

—No eres el más divertido de tus hermanos, ¿O si?

Jade fruncio el ceño.

—Solo sé cuales son mis prioridades.

—Seguro que si hubiera venido con Raymond me hubiera dejado divertirme más.

—Actúas como un niño.

—¡Y tu como un viejo!—

Y así estuvieron un rato largo...

Mientras tanto no muy lejos de ahí, Haberon guiaba a Safihye entre los puestos callejeros ambos caminando cerca del otro para no perderse.
Habían parado en un pequeño puesto de alfarería, Safihye escuchaba atentamente como el dueño de la tienda le explicaba con detalle la fabricación de los jarrones que estaba vendiendo, mientras que Haberon se cuestionaba porque de todas las tiendas, la princesa había elegido está como su objeto de interés.

—¿Te gusta la alfarería?—Pregunto Haberon cuando finalmente salieron de ahí, Safihye asintió mientras miraba el pequeño jarrón que el hombre le había regalado.

—De hecho, hace poco empecé a practicarla.—Comentó ella levantando la mirada.—Me gustó la técnica de grabado que utilizo el hombre en los jarrones, tal vez lo use en mi próximo proyecto.

Haberon le sonrió un poco, orgulloso de que Arbezela le esté dejando un bonito recuerdo a Safihye, el príncipe se detuvo al ver una cara similar no muy lejos de ellos.
Era Jade, y no estaba solo.

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⏰ Última actualización: Feb 02 ⏰

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KILLER QUEEN, las joyas de la princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora