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La monotonía aterrizó nuevamente, causando estragos en los pobres muchachos que seguían atrapados en una línea temporal equívoca.

─ me estoy poniendo nerviosa otra vez. ¿Que hacemos? ─ Refunfuñó Hermione jugueteando ansiosamente con sus dedos

─ Herms, si supiesemos que hacer no seguiríamos aquí

Ignoró su respuesta para centrarse de nuevo en sus pensamientos ─ tal vez debería seguir buscando en los libros ¿porqué dejé de hacerlo siquiera? ─ propuso

─ ¿como así, no te has terminado ya toda la biblioteca? 

─ ñiñiñiñiñ ─ contestó sarcástica ─ no hay nada mejor que hacer

─ esto es como cuando buscábamos información sobre la piedra filosofal, llegará sola

─ ¿estas muy tranquilo, no?

─ puede que un poco

─ demasiado, diría yo

─ Es que oí a alguien decir que el estrés saca arrugas

─ ¿qué?

─ lo que oyes. ¡No puedo permitir eso! ¡Soy una figura pública!

Su amiga rió antes semejantes bobadas que el muchacho decía ─ tonto

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Esa misma tarde soleada hacia un calor abrasador, el ambiente del cuarto cerrado resultaba sofocante y húmedo. Por lo que acabaron saliendo a los jardines del castillo

─ se acabó. Vamos a hablar con Dumbledore. ─ sentenció la castaña una vez se aseguró de que nadie podría oírlos.

─ me parece una locura

─ yo lo veo como la única solución

─ ¿y que le decimos? "Oye viejo, sí, mira, ya se que no me conoces es que no soy de aquí, en plan, vengo de otro año. Jugando con el giratiempos hemos acabado aquí y nos hemos instalado por las últimas semanas sin que lo supieras, ¿nos ayudas?"

─ tampoco así... Aunque sí, un poco de lo mismo

─ presiento que me voy a reír mucho

─ enserio Harry. ─ su voz delataba un creciente agotamiento y frustración por el asunto ─ ¿vamos?

─ de acuerdo ─ tomó la mano de su amiga y caminaron por los pasillos desiertos en busca del despacho del director

Un leve llanto hizo acto de presencia cuando llevaban escasos metros recorridos. Disminuyeron el paso y pudieron distinguir dos voces

─ shh... No llores

─ Per-pe-pero ─ el llanto se intensificó dificultando la comprensión de los muchachos

─ lo sé, lo sé. Se ha pasado. Y no debería hacerlo hecho. Pero llorar no solucionará nada. ─ hizo una pausa  ─ ¿y si mejor intentas calmarte y lo solucionamos entre las dos?

Tuvieron que pasar minutos antes de que el desolado silencio reinase nuevamente ─ muy bien ─ comentó la melodiosa voz ─ ¿ya te sientes mejor?

viaje a 1976 | harmioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora