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Esa mañana le tocaba a Harry buscar el desayuno, y al volver a la sala de los menesteres encontró a su amiga garabateando en un cuaderno  ─ ¿que haces?

─ Nada

─ estabas escribiendo. ¿Que escribes?

─ te he dicho que nada

Harry resopló un poco enfadado ─ Tú y tus secretos, como no

─ Aish, ahora me siento mal. Promete no reirte

─ ¿Porque me rería?

─ ¡Promete y calla!

─ Vale. Prometo no reirme. ¿Que hacías?

─ estoy documentando todo lo que nos está pasando 

─ uuuhh, un diario.

─ Algo así. Cuando volvamos esto podría ser muy útil, imagina que a alguien le pasa lo mismo que a nosotras. Además, me pareció una trama genial para una novela, podría sacar beneficios de ella

─ Wow. Eso sería genial. Que gran idea Herms, ¿puedo ver?

─ ¡Ja, no!

─ ¿Qué? ¿Porqué no?

─ Porque no quiero

─ Pero yo también estoy metido ahí

─ No que va 

─ ¿ni siquiera soy un personaje? ─ Harry fingió indignación, llevando una mano a su pecho

─ Para nada

─ Vaya. Creí que dolería menos ─ bromeó. La muchacha seguía sin ceder así que recurrió a su último  recurso: los ojos de cachorrito. ─ ¿porfis?

─ Que no. Escribe tu propia historia. ─ acto seguido con un movimento de varita el cuaderno desapareció.

Vaya, eso solía funcionar con otra gente.

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Una lechuza apareció en la sala cuando ambos muchachos cenaban

─ ¡AH! ─ se asustó el pelinegro ─ ¿Cómo ha entrado esa cosa aquí?

─ pues... ─ por una vez la muchacha quedó sin palabras, no había ninguna ventana ni puerta, simplemente apareció. ─ ¡mira! Tiene una nota.

Hermione la tomó entre sus manos y desdobló el pergamino con manos temblorosas.

Su mirada cayó directamente en la línea final, donde se encontraba el nombre del emisor ─ Es de Dumbledore

─ ¿y que dice?

La castaña se aclaró la garganta antes de recitar ─ "Estimados Harry y Hermione. Me complace informarles de que he hallado una solución a su pequeño problema. Porfavor recogan sus posibles pertenencias y acudan a mi despacho esta noche a las 7 p.m... "

Hermione se giró hacia su amigo y comenzó a dar saltos de alegría, en su mirada eran visibles destellos de alegría, y su sonrisa, jamás más amplia. ─ ¡Harry, vamos a volver! ¡Porfin! ¡No lo puedo creer! ─ en el momento eufórico se abalanzó sobre el muchacho envolviendolo en un fuerte abrazo  ─ que feliz estoy.

Harry no terminaba de procesar la información, se había quedado estático observando a su amiga.

─ ¿no estas feliz Harry?

viaje a 1976 | harmioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora