Cuento De Hadas -KaiSoo - terminado

09

Limpiaba la chimenea, cuando alguien de los empleados llega a decirle que JongIn quería ver. Sin importar que estuviera limpio de igual forma sube al segundo piso para ir directo a la biblioteca, abre la puerta encontrándose con Wooji acompañado por JongIn.

—Me llamó señor —Habla suave, por miedo de la mirada que le está dando JongIn.

Su cabello desordenado, junto con su camisa fuera de lugar. Está respirado acelerado, notado más su enfado.

—¡Tú hiciste esto! —reclama JongIn enseñado el libro. —Tocaste los números, viste las cuentas.

Con temor acercarse, pero Wooji lo empuja hacia más adentro de la biblioteca para luego ver como se iba, cerrado la puerta tras él.

—Solo fueron números, tan poco vi los nombres de los clientes.

—Pero ahora sabes cosas —señala el moreno, sin bajar la mirada KyungSoo se comienza a molestar.

—No seas exagerado JongIn, no pienso a decirle nadie —dice para callar.

—Me llamaste JongIn.

Hablo con la voz tensa, pudo ver como sus manos se convertía en puño.

Tomado el primer paso, se acercó para tomarlo de los brazos por falta de altura le llegaba a su pecho, pero levantó la cabeza para verlo a los ojos.

—Lo siento, te veías estresado y yo puedo algo de matemáticas. Entonces quise ayudar.

El moreno vio que las manos de KyungSoo estaba llena de cenizas y estaba machado su camisa.

Aún más molesto, que lo de libro y de que le habló informalmente cuando es su jefe, lo tomó del rostro para acercar su cara, nariz con nariz.

—No vuelvas a tocarme de esta manera, ni tan poco hablarme como si fuéramos amigos.

—¿Pero si puedo con lo de libro?

Indagó KyungSoo sonriendo, haciendo que sus labios rojos hicieran el dibujo de un corazón, hipnotizado a JongIn.

Fue cortado la distancia hasta rozar sus labios. KyungSoo abrió los ojos sorprendido, pero no iba alejarse del hombre que quiere. Asique cerró los ojos para empujar su cabeza y hacer que sus labios se juntarán con los de JongIn.

JongIn no se movió al principio, estaba perdió su cabeza. Estaba vacío su pensamiento del hombre que tenía contra su boca era su sirviente, malcriado, listillo, pero hermoso doncel.

Muy en el fondo le llamó la atención, en el baile lo había contado como único, le preguntó nada relacionado con su familia ni sabía quién era.

Cuando se presentó a trabajar pensó que había cometido un error a tenerlo, porque un chico malcriado que no hacía lo que el pedía. Y ahora se dio cuenta que era inteligente.

Profundizado el beso, metió su lengua escuchado un jadeo, sus manos fueron bajado hasta su cintura. Sintiendo esa cintura, fue besándolo más fuerte, con más hambre hasta sentir que KyungSoo estaba buscado su cuerpo, abriendo los primero de su camisa.

Sus dedos tocaron su pecho haciendo que travesara una corriente eléctrica.

—Disculpa si te interrumpo. —Hablo una tercera voz.

Rompiendo el momento mágico, se separó de KyungSoo para ver a JongDae sonriente en la puerta.

—¿Qué haces aquí?

—Tú me llamaste hermano, pero si estas ocupado con KyungSoo bien me voy.

—¡No te muevas! —Reclamo.

Se giro a ver al pelinegro, le dio una caricia en su rostro.

—Vamos hablar de esto más tarde, ve. Voy a estar hablado con JongDae.